Centro de Ensayos de Sistemas no Tripulados

Proyecto CEUS: De la ilusión a la decepción

  • La renuncia a la ejecución inmediata del proyecto y el anuncio de una nueva tramitación ambiental defrauda en Huelva tras una oportunidad de seis años desperdiciada ahora en octubre con la DIA

  • INCLUYE VÍDEO con la presentación del proyecto realizada en noviembre de 2013 (5:10, en inglés)

Hace siete años se presentaba en El Arenosillo por todo lo alto el proyecto CEUS, la construcción de un Centro de Ensayos de Sistemas no Tripulados en las instalaciones del INTA en Mazagón. Aquello estaba llamado a colocar a España en la vanguardia europea, en primera línea de experimentación de un campo con mucho recorrido científico y económico por delante. Y a Huelva, en un eje clave para el sector aeronáutico nacional, foco para empresas y riqueza, y empleo muy cualificado. La expectación fue máxima. Sólo faltaron el ministro de Defensa y el presidente de la Junta de Andalucía del momento. Estaban todos los demás y algunos más, maravillados entre proyecciones de imágenes virtuales y de impactos económicos.

Este miércoles pasado, el Instituto Nacional de Técnica Aerospacial y la Consejería de Transformación Económica volvían al mismo escenario para firmar un protocolo de colaboración con el que se comprometen al desarrollo de un Centro de Ensayos de Sistemas no Tripulados. Sí, el mismo proyecto CEUS del que todo se supo ya en 2013. El que prometían entonces que estaría en funcionamiento a finales de 2015. El mismo que hace un año los mismos protagonistas de ahora aseguraban que empezaría a construirse en este 2020. “De manera inmediata”, decían en febrero. Pero la expectación fue el otro día mínima, por invitados y repercusión mediática. Y el acto fue rápido y acelerado, aún más frente a las horas que se echaron en el mismo recinto con regocijo siete años atrás. Tampoco se vio el triunfalismo de entonces porque había, ahora, una quietud en el ambiente propia del sepelio de un viejo olvidado, despedido por lealtad y lástima de unos pocos.

INTA y Junta miran ese nuevo documento firmado y lo identifican como un comienzo de algo. Acaso una renovación de un algo ya existente. Pero en Huelva –no en Madrid ni en Sevilla– la percepción es opuesta porque se aprecia el final de aquello que empezó como un regalo caído del cielo casi diez años atrás. Se contempla la escena con tristeza y con rabia; seguro con decepción. Como el pozo de una ilusión rota, realidad amarga donde otros ven optimismo. Y parece que costará que eso cambie. Si es que se puede cambiar.

El presupuesto total del CEUS es sólo una cuarta parte de lo que pagó el Barcelona al Atlético por el fichaje de Griezmann

La evidencia de un final en el gesto de renunciar a un arranque inmediato de obras, por ahora no la revierte nadie en Huelva. Porque aquello que llegó hace años como una oportunidad que emocionaba a todos, se da por hecho que acaba al tiempo que la Declaración de Impacto Ambiental de 2014, que caduca el 23 de octubre. Y podrá mantenerse o reformularse el proyecto, y solicitarse enseguida un nuevo visado al Ministerio de Transición Ecológica, pero el poso que deja esa renuncia entre empresarios y sindicatos, tras unos meses de carreras administrativas para llegar en hora, es que el CEUS ya no volverá a ser el mismo, que se aleja de Huelva y que nunca más volverá.

La justificación en la Junta de Andalucía a la decisión tomada es la financiación. La ausencia de financiación. Las últimas cifras que se dieron en su momento, apenas unos meses atrás, eran de 30 millones de euros, la mitad del primer presupuesto del que se habló. En total, 10 millones menos que la cantidad que el Puerto de Huelva está invirtiendo, con fondos propios, en la ampliación de su Muelle Sur. Es la cuantía que el Ministerio de Defensa y la Consejería de Transformación Económica no alcanzan a consignar en conjunto para los próximos años. La que, lamentan ahora también, podría haberse reflejado estos años atrás en presupuestos estatales y autonómicos. O en las cuentas futuras para un proyecto “de interés estratégico” con un claro y valioso rédito para todos.

Ahora, como ya se hizo anteriormente en otra época de oportunidades perdidas, se apunta a Bruselas en busca de ese maná que son los fondos europeos para evitar que las dos administraciones pongan en suma sólo un cuarto de la cantidad que pagó el Barcelona al Atlético de Madrid por el fichaje del futbolista francés Griezmann, que dicen que es algo menos de la que el Sevilla puede percibir este año por jugar la Champions.

Se espera ahora –espera, una vez más– a una nueva convocatoria de los Feder (2021-2027) que cierran su actual horizonte plurianual este 31 de diciembre. También a esa inyección extraordinaria de 144.000 millones que llega a España para invertir en proyectos que reactiven la economía tras el varapalo actual de la pandemia. Y en Huelva, esos agentes sociales, como la Universidad, tan esperanzados antes con un desenlace feliz se preguntan estos días por qué no hay fondos propios para evitar la dependencia de Bruselas o por qué se ha esperado tantos años para esa búsqueda de financiación a la que ahora se recurre por la vía extraordinaria y sobrevenida.

El consejero de Transformación Económica, Rogelio Velasco, aseguraba el miércoles que el CEUS cumplirá todos los requisitos para que ese Fondo de Recuperación asociado a la covid-19 pase por Huelva y ésta deje luego 143.960 millones para el resto del país. Se declara optimista y cree que la DIA no es ningún inconveniente: en 8 meses, aseguraba convencido, estaría vigente una nueva. La ejecución inmediata –lo aclaraba el teniente general José María Salom, director general del INTA– se considera irrealizable: “Actualmente hay una imposibilidad de acometer todos los condicionantes que nos puso la DIA”.

El alcalde de Moguer, Gustavo Cuéllar, uno de los líderes de la resistencia local hasta el final, se reconocía “escéptico” tras escuchar en directo esas declaraciones. Fue el primer “decepcionado” de este miércoles tras hacer todo de su parte para que esas obras empezaran, sin más dilación, con la limpieza de los terrenos asumidas por las arcas municipales.

Lo mismo le sucede al presidente de la Cámara de Comercio, Daniel Toscano, involucrado en el proyecto como una prioridad absoluta tras acceder al cargo, conocedor del impacto que un centro como el CEUS tendría para la economía y el empresariado onubenses. Como el presidente de la FOE, José Luis García-Palacios, defensor número uno de las inversiones para motorizar el necesitado desarrollo de la provincia, quien interpreta ahora este punto como una “falta de voluntad política y de compromiso en la gestión” de ambas administraciones.

Pero aquí, recuerdan, llueve sobre mojado. En Huelva ya hay experiencia con proyectos y promesas que se caen por el camino. Ilusiones traídas y alentadas durante mucho tiempo y que acaban perdiéndose en años de hemeroteca. Uno de los de largo recorrido es el AVE/Alta velocidad, que tanto da. También ha sido prometido y proyectado hace décadas, con una DIA que se dejó caducar por inacción política e inanición presupuestaria en 2012, reinventado mucho tiempo después y tramitado por fin, desde comienzos de este mismo verano, 8 años después, en busca de un nuevo documento que los cálculos más optimistas no lo materializan antes de un año.

Para eso no habrá tajada de los 144.000 millones, que excluyen las infraestructuras. Aunque ésta, en el caso de Huelva, pueda tener una repercusión trascendental para impulsar a Huelva y ayudarla a salir de la recesión histórica en la que está instalada, esperando que, algún día proyectos e inversiones como el CEUS no queden tan lejos ni a destiempo como esas promesas nunca cumplidas.

Imagen virtual de las instalaciones proyectadas para el CEUS. Imagen virtual de las instalaciones proyectadas para el CEUS.

Imagen virtual de las instalaciones proyectadas para el CEUS. / Proyecto CEUS

Todos dan por hecho que el sueño ha terminado, pero tampoco quieren reconocerlo del todo. Porque igual que creían que esta vez sí se iban a hacer las cosas, queda el convencimiento de que todavía debería ser posible no tirar por la borda el trabajo de años atrás. Es lo que se percibe entre quienes han seguido de cerca la evolución de esta iniciativa desde el principio.

Apuntan en distintos círculos que las obras de la primera fase se pueden empezar, quizá sólo con la limpieza, con una pequeña inyección, apenas un par de millones, y dejar el resto para ejecuciones posteriores, proyectos adicionales e independientes con los que concurrir entonces a las ayudas europeas que se desean. Hasta financiación privada hay dispuesta a entrar.

Pero Defensa y Junta, el INTA y la Consejería de Transformación Económica, ya han indicado que sería conveniente revisar el proyecto actual. Y es ahí donde el escepticismo fluye hacia el pesimismo, hacia la realidad de Huelva, que dictan ecos de viejas promesas históricas de gran recorrido y final inalcanzable. Así es como se interpreta en distintos ámbitos sociales, algunos de ellos aún tratando de digerir lo sucedido, reflexionando cómo afrontar la situación ahora.

Mucho se está hablando de una pérdida de confianza definitiva con la clase política. Incluso hay quienes invitan a un escarmiento en próximas urnas. Porque, dicen, Huelva también existe.

Y entre los miedos que provoca el escenario actual está la sospecha de que salgan ahora alternativas a Huelva que no estén dispuestas a esperar el dinero de Europa y tengan más capacidad de persuasión ante un Ministerio de Defensa que, en cualquier caso, es quien tiene el mando en la operación. La prudencia lleva al silencio pero el comentario no es aislado: algo ha cambiado en los últimos meses para que lo que parecía lanzado a primeros de año haya terminado perdiendo fuerza con la llegada del verano. Todo se sabrá.

Decía el catedrático José Manuel Andújar que “la oportunidad de negocio es ahora”, que Europa no puede esperar. Huelva, mientras, se resigna a que el CEUS la espere.

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