No podemos dejar sin respuesta el sufrimiento humano resultante de estructuras injustas.

Es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada.

Dejemos los himnos y las banderas para el fútbol, como decía el rockero Silvio, y nos irá mejor.

Vivimos en la cultura del 'sálvese quien pueda' y nadie me puede decir lo que debemos o no hacer.

Casaldáliga es la sencillez perseverante, la entrega y el desprendimiento, también el junco que no se doblega.

Nos solidarizamos con los jóvenes que se están dejando la piel para poder estudiar lo que les gusta.

Hace falta una mayor justicia fiscal para que la justicia social se abra paso.

Cuánta tarea nos queda para crecer en pie de igualdad como seres de la misma estatura.

Si la pandemia ha podido servir para algo debe ser para empezar a construir otro tipo de relaciones.

El mentiroso es un miserable porque para mentir se necesita lavoluntad de mentir.