Aquella inolvidable estampa del Colombino a reventar entonando el himno del Decano con ese precioso mosaico, el día del ascenso ante el Cacereño, valió casi tanto como el imprescindible salto de división. “Qué preciosidad: el Recre ha subido una categoría y España ha ganado un himno”, escribió un periodista foráneo al respecto. Las instantáneas que recorrieron el país de la marcha previa, del ambiente y de los festejos hicieron que muchos volvieran a poner sus miras en el pionero. Quizás no a ese nivel pero este Recre-Málaga, también con bastantes focos encima, ha servido como nuevo peldaño en la eterna escalada del Decano.

Igual que cuando Huelva se echó a la calle para luchar por la salvación o cuando llenó el coliseo de la ría en varios duelos de forma consecutiva tras aquel “último partido” de marzo del 16, puede que la fotografía de este domingo con un estadio con un entradón (¿en serio funciona bien el contador?) también haya dado otro empujoncito al prestigio del Club. Que sí, que esto va de ganar y de llegar al fútbol profesional cuanto antes y no hace falta que nadie me convenza de ello, pero recuperar el crédito perdido por aquella ‘heroica gestión’ que casi nos mata y por el terrible doble descenso no era nada fácil y se está consiguiendo de forma constante. Y la imagen, claro, es fundamental para eso.

Creo firmemente que no perdonar ni media y exigir dos ascensos inmediatos fue el primer paso. La respuesta de la grada, dentro y fuera de casa, ha ayudado como nunca y este trampolín -ya sí muy visible- que es la Primera Federación debe seguir haciéndonos crecer exponencialmente en todos los sentidos. Ha quedado bien claro todos estos años cómo se vive el Recre en Huelva. Perder caché es sencillo y recuperarlo harto complicado, ya saben: lo de que hay que serlo, parecerlo… y saber venderlo. Ningún empate (salvo en el pasado playoff, je je) sabe a victoria pero el ambiente vivido este derbi, tras todo lo que llevamos a nuestras espaldas, se le acercó mucho. Orgullo de gente. Y, visto lo del domingo, orgullo de equipo; ése sí es el nivel. Exigir (con cabeza) para seguir progresando y para que no nos vuelva a pasar lo que nunca, jamás, nos debió ocurrir. Porque todo empezó ahí.

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