No se podía esperar otra cosa. Después de casi dos años de una pandemia que parece perpetua; después de una casi interminable erupción volcánica; después de inesperadas inundaciones de agua y barro; después de que la madre naturaleza se haya encaprichado con magnificar riadas y que, por si nos aburrimos, nos ronda una guerra en Ucrania… ha llegado el momento en el que sean las personas, y no la naturaleza, las que dirijan los pasos de la última de las catástrofes: la huelga de camioneros y transportistas.

Los camioneros, ansiosos de protagonismo y animados por un sorprendente ímpetu, iniciaron hace hoy 14 días, un proceso reivindicativo sin verbena, pero con una severa alteración del orden establecido. Se pensó, equivocadamente, que serían sólo unos días, se especuló que quizás una semana… pero quiénes lo rumiaron, se equivocaron. El plan establecido por los profesionales del sector continúa su ritmo con la consabida y repetitiva cantinela del excesivo precio de los carburantes y las consecuentes exigencias de mejora. Así empezó la cadena, la sucesión de eslabones, el "duro" trabajo de los piquetes, y la obsesión en utilizar las palabras más exactas, hasta el punto que algunos sindicalistas insisten en no llamarlo "huelga" y debiera sustituirse por la expresión "paro patronal" (a saber cuál es la diferencia). En este sentido, los camioneros, cuidadosos con el léxico, insisten en negociar sus reivindicaciones con la "Plataforma Nacional por la Defensa del transporte por carretera" y no con el "Comité Nacional del transporte por carretera" que viene amparado por la Dirección General del Transporte Terrestre. Mientras se decide si Plataforma o Comité, España se va arruinando, se cierran fábricas a falta de suministro, se desatiende la materia prima, se tira la leche por las alcantarillas, se desabastecen los supermercados… Acuerdo absoluto en que el precio del carburante es inadmisible y la queja sobre esto es más que razonable, pero tampoco ayuda el excesivo consumo de combustible mientras se colapsa el tráfico con marchas lentas.

Lo peor es que no parece suficiente con los 1.155 millones de euros ofrecidos por el Gobierno. La gran duda viene ahora, porque ¿Qué responderá el Consejo de Ministros cuando se les pida una mayor inversión en sanidad o en educación? Por ejemplo…

Recuerden que "así es como muere la democracia, con un estruendoso aplauso", decía Padme Amidala, la líder de la saga Star Wars. No se equivocó.

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