De cuentos y amenazas...

Ofenden, humillan y ridiculizan a un Gobierno, nuestro Gobierno, mal que nos pese, y con él a todos los españoles Napoleón Ectoplasma

La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras.

La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras. / H.I. (Huelva)

Escribo cuentos porque ellos, con su habitual tono jactancioso y cínico, de mercachifles fenicios y amenazador aire gangsteril, su insaciable ambición desmesurada y excluyente, su intolerable altanería, su detestable intimidación extorsionadora y sus execrables chantajes, ofenden, humillan y ridiculizan a un Gobierno, nuestro Gobierno, mal que nos pese, y con él a todos los españoles. Al grotesco pleno del Congreso que permitió al Ejecutivo un respiro en su complejo esfuerzo de supervivencia, con pasajes realmente burlescos y crispados, ha seguido después, y en ello estamos, todo un proceso de insólitas actitudes entre la mentira y la contradicción (“democracia de la generosidad”) y dónde se esconde el documento o la firma de lo que se ha llamado el “traspaso integral de la inmigración” a la Generalidad. Una ignominia más para sacar adelante, lo que Felipe González, con toda razón, llama “autoamnistía”. Una ley instruida, si Dios no lo remedia, para exonerar a los propios amnistiados, los mismísimos infractores.

Todo urdido y fraguado en un ámbito de tinieblas y oscurantismo que traiciona las promesas de transparencia del propio gobierno, incurriendo con descaro y desprecio a la información debida al ciudadano, con una intolerable opacidad en función de una calculada y clandestina estrategia de silencio y secretismo, impropia de un ejercicio democrático que debe dar cuenta a la ciudadanía de sus negociaciones. Como la negativa a facilitar los informes que, dicen, avalan su ley de amnistía o la ocultación de los informes de los letrados de la Comisión de Justicia del Congreso. Un encubrimiento en suma que se asocia a un excesivo intervencionismo que propende a una regresión democrática, a la autocracia y a una absoluta falta de respeto a la independencia judicial. Como se demostraba con descarada acritud poniendo en duda los criterios del juez García Castellón en el caso Tsunami. Una insólita muestra más de injerencias, como estamos comprobando desgraciadamente en los últimos tiempos, cuando no cabe un uso alternativo del Derecho –con mayúsculas– y de que el poder ejecutivo y el poder judicial no pueden estar en constante colisión porque ello perjudica muy gravemente la estabilidad del país. El Tribunal Supremo, encabezando esa jerarquía de valores jurídicos de nuestro Estado de Derecho, se ha manifestado con firmeza y autoridad: “Es una invasión absolutamente desmedida”. Como lo es la ley de amnistía auspiciada por un presidente, especie de astuto taumaturgo, y urdida por un fugitivo de la justicia y sus cómplices para absolver sus propios delitos y perpetuarse en el poder. ¿De eso se ríe Sánchez? Ignora el refranero: “Quien riendo lo hace, llorando lo paga”. Ya veremos quien ríe el último. En estos días se han cumplido diez años de la ruidosa irrupción en el panorama político español de Podemos. Una década después quienes iban a asaltar los cielos han acabado precipitándose en el averno de la nada.

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