El mundo de ayer
Rafael Castaño
Formas de decir adiós
Llevo veinte años escribiendo y publicando esta columna en “Huelva Información”. A lo largo de los mismos me he referido en numerosas ocasiones a la escasez y necesidades de infraestructuras en esta provincia, que se remontan a muchos años atrás de esta veintena. Una de ellas de vital necesidad es la ferroviaria. Hace 16 años, el 25 de febreros de 2008, ante la situación penosa de los trenes, parodiaba el título de la película “Trenes rigurosamente vigilados” (1966), de Jiri Menzel, un film checo ganador del “Oscar” a la mejor producción en lengua no inglesa y considerada uno de los cien mejores títulos de la historia del cine. Titulaba mi columna “Trenes rigurosamente decrépitos”. Lo tomaba por la evidencia que veníamos sufriendo los onubenses desde hacía años y parecía que, por el momento, sin remedio. Habíamos leído en las páginas de nuestro periódico unos días antes: “El 60% de los trenes de la línea Huelva-Sevilla son de desecho”. Una denuncia que hacía pública el sindicato UGT revelando lo que cualquier viajero venía comprobando desde hacía tiempo y nosotros habíamos manifestado aquí en numerosas ocasiones: el “abandono progresivo” con trenes viejos e incómodos que sufrían constantes averías.
Aquello era un síntoma de lo poco que le importaban al gobierno de turno las graves carencias que sufría Huelva en materia de comunicaciones y en otras también. Con el tiempo se cambiaron los trenes, pero con el tiempo también seguíamos padeciendo las limitaciones de un servicio precario, deficiente y caótico que con los años se ha agravado hasta los extremos intolerables que nos aquejan ahora, con retrasos y averías un día sí y otro también. En todo este largo deterioro – ¡tantos años! – al tiempo que se sucedían las reivindicaciones, a veces demasiado débiles y ambiguas por parte de la sociedad onubense – incluidos los representantes de Huelva en las cámaras -, se multiplicaban los votos a favor del partido y el gobierno que seguía sin atender las apremiantes necesidades de Huelva en infraestructuras de todo tipo. Y así hemos llegado inexorablemente a una situación desesperada e intolerable, donde llevamos más de cinco años en los que este gobierno no ha emprendido ninguna obra importante, tanto en el capítulo de las comunicaciones y transportes como en obras hidráulicas de vital necesidad para esta provincia y cuando se alienta positivamente un nuevo modelo industrial vinculado al hidrógeno verde y a la remodelación del puerto a los que un tren más rápido aportaría un factor muy favorable para su desarrollo.
Pero esto no parece importarle en absoluto al gobierno y a su ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Oscar Puente, que lenguaraz y altanero como de costumbre, en lugar de arbitrar soluciones, plantea propuestas insidiosas contrarias a los intereses de Andalucía y Huelva en particular. Toda una chirigota ferroviaria, dicho en tono de broma pesada con todos mis respetos para quienes cantan en carnaval.
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