Alas de mariposa

El cole boca abajo

Nada de libros de texto. El material lo fabrica el profesor, según todos y cada uno de los niños que tiene delante

Solo los que hemos sido "muy docentes" sabemos lo que implica la vuelta al cole. No me refiero a que los niños vuelvan después del verano, estrenando mochila y plumier. Hablo de poner el colegio boca abajo y agitarlo, una y otra vez, para que caiga todo lo rancio que aún queda, construir cada aula como una pequeña trinchera para que esas pequeñas grandes mentes se desarrollen en todo su potencial; que esos corazoncitos, que se asoman a una nueva vida, tengan todas las herramientas para salvarse de la masa, para tener un espíritu crítico, para ser buenas personas y, en definitiva, para que crezcan en armonía consigo mismos y con los demás.

Supone un esfuerzo titánico. Nada de libros de texto. El material lo fabrica el profesor, según todos y cada uno de los niños que tiene delante, y conforme a sus propios intereses. Y lo fabrica día a día, noche a noche, cumpliendo con los objetivos que marca la ley, pero sin olvidar ese par de ojitos que puede ver más y ese otro par de ojitos que puede ver menos.

Y las imprescindibles reuniones con los padres. Suceden en el último trimestre del curso anterior, cuando se les convoca para que se paseen por lo que será la segunda casa de sus hijos, llevando a estos de la mano, para que en septiembre no les suene totalmente ajeno aquel espacio. Charla con su maestro o maestra en lo que será su aula. El niño comienza a jugar espontáneamente, mientras los mayores hablan de la metodología que emplearán en el curso que viene -siempre lúdica-, y de algo mucho más importante: la necesidad de caminar juntos, en concordia, con el fin principal del crecimiento del niño en un entorno respetuoso y feliz, tanto en el colegio como en casa. Y se les habla del aula abierta, de su cooperación dentro del horario escolar, dándoles el protagonismo que merecen, aceptando la sabiduría que pueden aportar y ofertándoles la oportunidad de que te vean trabajar desde dentro, porque aquí no hay nada que ocultar. Poco a poco entienden que aula es cualquier lugar en el que se pueda dar una experiencia de enseñanza-aprendizaje y ya no les choca verte con los niños en el mercado, o que sus hijos les inviten a merendar con lo que cocinaron en clase.

Créanme. Sé de lo que hablo. Lo hicimos posible, en los noventa, el claustro del CP Gaviota de Punta Umbría, al que dedico estas líneas. Gracias a todos "mis niños y niñas". Os sigo llevando en el alma.

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