Un velatorio debería ser con invitación, como en las bodas. Tú has estado en mi vida, ven a despedirme.

No concibo la existencia sin café, porque está tan integrado en nuestras vidas que es una necesidad y casi un lenguaje.

No hay paraguas que pueda contra la nube más tóxica, cargada de miedo, angustia, rencor y de ansiedad.

Nada de libros de texto. El material lo fabrica el profesor, según todos y cada uno de los niños que tiene delante.

Comemos por todo, para celebrar, para reunirnos con amigos, por aburrimiento, por placer y para calmar la ansiedad.

La mañana del accidente conocí a Ramón y aquella noche me estaba conociendo a mí mejor de lo que esperaba.

Mi sistema límbico me la está jugando con tanto estrés y ello dificulta que mi córtex cerebral esté activo.

Pero hogar es también con quien deseas viajar por la vida, los labios que te besan y el abrazo que te envuelve.

La vida nos enseña que el verdadero valor no consiste en no tener miedo, sino en dominarlo, mantenerlo a raya.