Alas de mariposa

Terapia

Paula es 'la otra' de mi marido. Se lo digo. Un instante silencioso y Paula y yo nos abrazamos.

Nunca había asistido a un lugar así. Lo imaginaba como en las películas. Un círculo de sillas, mujeres con problemas y yo que trago saliva, me levanto y digo: "Hola, soy Rocío y estoy aquí porque he descubierto que mi marido me es infiel, pero él no quiere acudir a terapia de pareja y yo, que quiero salvar el matrimonio… y mi psicólogo me ha mandado aquí, -que yo en realidad no quería venir-, pero que sí verbalizarlo me hará bien, hacer tribu, saber que no soy la única mujer que me siento gilipollas… Eso es todo".

Después, supe que la terapia era mucho más fácil. A través de juegos de expresión, de música, voy descubriendo a otras mujeres tan heridas como yo misma, tan tristes como yo: víctimas de agresiones sexuales, de engaños, con duelos por cerrar, supervivientes de enfermedades extremas, con terribles carencias afectivas. Tras ese tiempo y espacio compartido, tras esas risas y esos llantos, soy capaz de ponerme en la piel de todas y cada una de mis compañeras. Me siento parte de ellas y ellas son parte de mí. Son mi tribu y creo que hasta soy mejor persona. Las barreras físicas han caído y nos abrazamos con frecuencia.

Surgen los cafetitos después de la terapia. Surge esa primera quedada con Paula, que nos lleva a la confidencia. Paula, hija no deseada, abusada por su abuelo, sola en la vida desde que huyó a los quince años. Paula, hecha a sí misma a base de fregar vasos en los bares, que le llevan a la universidad y a un empleo estable. Paula, falta de amor. Paula, vulnerable. Paula con un amante, un tal Enrique, que trabaja en Cultura…

Me quedo helada. Paula es la otra de mi marido. Se lo digo. Un instante silencioso y Paula y yo nos abrazamos. Nuestras caras se empapan de empatía. Hacía mucho tiempo que nadie me abrazaba con tanto amor, con tanto dolor. El abrazo se estrecha y me siento bien; me sienta bien. Nos besamos en los labios, espontáneamente.

Cuando me divorcié, quedé a cenar con Paula y brindamos por un pasado en común. Ahora sale con un chico majísimo que la ama como ella merece. Yo estoy disfrutando de mi libertad y ligo cuando quiero por una aplicación móvil. Sube la autoestima que no veas. ¿Quién cree ya en el hombre de su vida? Los gemelos están preciosos y felices. Yo, también.

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