Cuando la actualidad impulsa a comentar la gran variedad de acontecimientos que nos llegan cada día y que reflejan el deterioro de los valores éticos mínimamente imprescindibles o las incoherencias ministeriales que afectan especialmente a la región andaluza, sin olvidar el permanente ejercicio narcisista que habita en la Moncloa, las corruptelas que no cesan o la actitud pasiva, entendida como expectación para recoger frutos del error del adversario, en la que parece estar instalado el señor Feijóo… Me resisto, en el día de hoy, a entrar por esa vía por mucho que un caso de gestación subrogada - ilegal en España - suponga un debate en el Consejo de Ministros o una toma de posiciones de los Diputados.

Por tanto, dado que estamos en el fin del gozo de las Vísperas y que mañana, Domingo de Ramos, se comienza - en el argot cofrade - el inicio del final del período cuaresmal y pasión insta, comprenderán entonces que me posicione sobre la realidad que vamos a vivir en nuestras calles los próximos días. Lo haré desde mis convicciones vinculadas a los principios de Fe que me han sido donados, la cultura general, en la que pude formarme a lo largo de mi vida y experiencias, así como de las tradiciones heredadas, a veces, lucharas para mantenerlas o adaptarlas sin renunciar a sus esencias.

Sé, que hablar desde la sinceridad sobre estas cosas - aunque no sea más que una opinión sujeta a la posibilidad de error - genera más desapegos que amistades pero es una de las servidumbres a asumir por mantener la independencia de criterio en este mundillo cofrade, tan voluble, que suele moverse en sus intereses sin un horizonte fijo y que puede ir desde él relativos o imperante en el mundo actual hasta la sublimación personal de un clericalismo exacerbado que es rechazado desde la propia jerarquía eclesiástica. Es, por ello, que me permito sugerir prudencia, eclecticismo - actitud fundamental en periodo preelectoral - para obviar el servilismo sin caer en la descortesía e imbuirnos de responsabilidad para cumplir el papel catequético y evangelizador de lo que vamos a representar en las calles de la ciudad.

Todos los cofrades vocacionales, los aficionados son otra línea en este mundo de la Semana Santa, son conscientes de cuales son los elementos fundamentales de la Estación de Penitencia y cuales, los accesorios sin estar reñida su complementariedad para mayor y mejor cumplimiento de la brillantez del cortejo procesional sin olvidar qué es lo prioritario y lo, puramente, escenográfico.En consecuencia, trabajemos con estos criterios para despejar posibles nubarrones de futuro. Para que la actual vigencia de la "piedad popular" no se transforme en populismo "piadoso".

P.D.- Muy personal. A día de hoy, no necesito completar mi currículum cofrade: no voy a presentarme como aspirante a Hermano Mayor, digan lo que digan.

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