Se celebró el Pregón, los actos litúrgicos y la correspondiente Protestación de Fe, junto con los actos de Veneración a los Sagrados Titulares, también se celebraron.... Entonces, nos damos cuenta que el momento de la verdad está a punto de llegar y que las emociones vividas en la Cuaresma quedan ya en el rincón y los recovecos del recuerdo en la memoria. Pero sin solución de continuidad, cuando el tiempo de Vísperas está llegando a su fin, aparecen nuevas tareas emotivas: las túnicas se harán visibles, las papeletas de sitio, las medallas, los rosarios… se colocarán junto o cercanos al capirote para no olvidarlos, mientras desde las cocinas hogareñas nos alcanzan los olores propios de la gastronomía y la repostería, típicamente cofradieras…

Cuando lean estas líneas quedarán ya pocas horas para el fin de las Víspera, dudosamente ansiado, pero inevitable, porque será el inicio del final de todo lo esperado durante un año y comprobaremos cómo la gente se echa a las calles para contemplar al Hijo de Dios en la tierra, representado en los pasos de las Cofradías, en un ejercicio incuestionable aunque, a veces, cuestionado de tradición o espiritualidad que sería ideal concurrieran cogidos de la mano. Sería señal de profundización en lo que significa la muerte de Cristo, superando la exclusividad de lo accesorio y meramente estético, y para dar paso a preguntarnos en un ejercicio de Fe, qué nos suscita la presencia de Cristo en las calles y qué seremos capaces de preguntarle o pedirle.

Es, por ello, que nos debemos preparar para ver con la mayor objetividad posible, cómo el alma de nuestra Huelva se enriquece gracias a la vertebración que se produce por la perfecta conjunción entre los diversos grupos urbanos que la componen que aportará su personalidad en el acompañamiento de su Hermandad y Cofradía, entre oraciones musitadas, penitencias descalzadas, saetas espontáneas,...

Al tiempo que veremos la exultante variedad floral de los pasos, enriquecida por la envoltura olorosa del azahar de los naranjos urbanos. Comprobaremos al estreno cofrade de los nuevos onubenses bajando por el porche de San Pedro, en la tarde del Domingo de Ramos y como las plegarias comenzarán a llegar hasta la madera tallada aderezada por la unción sagrada de su presencia y lo que representa, elemento básico para generación de una devoción popular posiblemente primaria en su gestación pero absolutamente sincera.

Y veremos, en las recogidas caras de cansancio y ojerosas, tras horas de recorrido siguiendo el caminar de la Cofradía, por mero acompañamiento, por algún agradecimiento o por alguna pretensión presente o futura, fiándolo todo a los Titulares de nuestra devoción. Así será todo, el final acecha ya y nos movemos entre la incertidumbre de la tristeza con gotas de cera como vestigios de lo acontecido y el alegre anuncio de la Resurrección que aparece con sones marismeños de Pentecostés.

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