Deriva sectaria

La solución a tanta insania mental es un programa intenso y continuado de desprogramación de sectas

Antes de ayer, minutos después de que el equipo nacional de baloncesto se proclamara campeón del mundo, a algunos en España se les fue la pinza. Yo creo que debemos ser la única nación del mundo que se odia a sí misma. Bueno, no todos, claro, pero es ya demasiado el número de sujetos que detestan la vida en común en esta nación con tres mil años de historia y que alumbró la luz de la razón, de la cultura y de la civilización en medio mundo, Europa incluida. La única nación que venció militarmente al islam, al comunismo y dio comienzo al declive de un tirano como Napoleón. El maldito estado de las autonomías es un caldo de cultivo en el que pacen y abrevan todos estos que odian a todo el mundo incluyendo a ellos mismos. Les hablaba de las horas siguientes al partido de baloncesto del domingo. Me meto en Twitter para seguir a un conocido y me encuentro que el personal está que trina con un pirado que ha escrito en catalán "cinco catalanes han conquistado la copa del mundo de baloncesto". El odio ciega, tiene estas cosas. Pero ciega físicamente, es decir, no se ve a dos palmos de la nariz. Este pigmeo mental no vio que esos cinco catalanes lloraban en el podio cuando sonó el himno nacional. Lo estaban escuchando en posición de máximo respeto y con la cabeza levantada. Pues no, este interfecto no lo vio. Esto es una característica muy definida de las sectas. En el mundo de los insanos mentales que se adhieren a una idea delirante, con unos líderes manipuladores y enloquecidos, es normal que vean esa idea como el no va más y a sus líderes como reencarnación viva de los dioses del Olimpo. Lo ven así, tal cual, y actúan en consecuencia. Este soplagaitas no vio, realmente no lo vio, que había veinte personas en el podio y no vio, realmente no lo vio, que lloraban con el himno nacional. Estoy de acuerdo con Albert Boadella, catalán universal y prodigio de sensatez, en que la solución a tanta insania mental en aquellas provincias españolas es un programa intenso y continuado de desprogramación de sectas. Suspensión de la maldita autonomía y toma de control de las televisiones, colegios y universidades con un batallón de psiquiatras y un regimiento de psicólogos y comenzar a desprogramar a una parte de la población que ha sido abducida por ideas enloquecidas de racismo y supremacismo que ni a Goebbels se le ocurrieron. Me quedo para ese día con la cita de un gigante del siglo XX, el general Charles De Gaulle: "Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero, nacionalismo cuando el odio por los demás es lo primero". En esas estamos.

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