Hace unos días se encontraba la señora vicepresidente del Gobierno aleccionando al alumnado socialista sobre lo que tenían que hablar y lo que no. Ya saben la agenda: Franco, eutanasia, Franco, feminismo, Franco, derecha mala, Franco, filoetarras buenos, Franco, golpistas catalanes héroes, Franco y así sucesivamente. Todo ya más visto que andar para adelante. Les dijo que se dedicaran a esta trascendental tarea por el bien de la nación española, de la humanidad y del universo universal y que se olvidaran de hablarle a la gente de cosas que no le importan a nadie como Venezuela, textual. Venezuela es un tema que aburre a la gente, según esta preclara prócer de la patria. Tenemos que dedicar nuestra energía, contaba, a hablarle a la gente de grandes temas; o sea de lo que yo y mi jefe Pedro digamos; de lo demás no, de Venezuela tampoco, ni nombrarla, eso no importa a la gente.

Después de leer esto me tomé dos tazas de tila y me fui a la web de las Naciones Unidas en busca de los datos. La OIM, migraciones, y Acnur, refugiados, organismos ambos de la ONU hablan, en cifras de hace un año y medio, de tres millones de venezolanos que para entonces habían huido de su patria. La mayoría de ellos huyeron para comer, doña Carmen; sí, para no morir de hambre, algo parecido al Holomodor ucraniano que desató papá Stalin, allí fueron seis millones de muertos por hambre. Actualmente la cifra de huidos del paraíso bolivariano se acerca a los cinco millones. En ese río humano miles de niñas venezolanas se han prostituido para comer, doña Carmen, ante la sonrojante indiferencia de las feministas españolas versión nazi o versión bolchevique, da igual.

Hace unos meses visitó Venezuela la que fuera presidente socialista de Chile, la señora Bachelet, en calidad de Alta Comisionada de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos. En ese país que a nadie importa, según usted, doña Carmen, fueron ejecutadas extrajudicialmente más de cinco mil personas sólo en 2018. Lo dice el informe que elaboró la expresidenta. Estoy seguro de que los millones de exiliados por hambre, las miles de niñas prostituidas para comer ellas y sus familias no le han oído a usted decir esa monstruosa frivolidad de que el tema Venezuela no importa a nadie. Yo, como español, siento hoy algo más que una profunda vergüenza porque una alta autoridad de mi patria diga semejante cosa. Pido perdón a los hermanos venezolanos huidos o ejecutados a pie de calle. Una nación hermana en la que sus habitantes huyen y se prostituyen para no morir de hambre, o se les ejecuta de un tiro en la cabeza sobre una acera, es para usted un asunto sin importancia. Nunca imaginé que iba a leer esto. Llegó el día.

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