Prevenir es vivir: ¡Cuidado, José Luis!
Estamos cenando con unos amigos en un restaurante y José Luis se atraganta con una aceituna, no puede respirar y se está poniendo como una ciruela: ¿sabrías cómo actuar?

CON el devenir de los días, la vida pasa y no nos damos ni cuenta. Las responsabilidades nos consumen, las rutinas nos atrapan, el cambio climático nos estresa y la casa está por barrer.
Los ritmos que nos marcamos superan a veces el nivel de energía que nos viene de serie, y aquí es donde empiezan los problemas, o eso nos creemos, porque los problemas de verdad son otros muy diferentes.
Supuestamente somos seres inteligentes, rodeados de información y tecnología, con alta cualificación educativa y profesional, en muchos casos. Pero estamos cenando con unos amigos en un restaurante y José Luis se atraganta con una aceituna, no puede respirar y se está poniendo como una ciruela: ¿sabrías cómo actuar? ¿Y si te pasa solo en casa? Si quieres salvar la vida de José Luis o la tuya propia sólo tienes que buscar en internet los protocolos de actuación ante estas situaciones. Ojalá nunca tengas que presenciar algo así o ser el protagonista, pero no puedes pretender que siempre haya un médico en la sala.
Interactuamos con personas diariamente, vamos a la playa, salimos a comer, bajamos escaleras camino del trabajo y conducimos por carreteras llenas de coches. Todos los días ocurren accidentes y la pregunta es: ¿estás preparado para socorrer y/o ayudar? Si no lo estás, deberías, porque el Código Penal tipifica como delito en su artículo 195 el concepto de “omisión del deber de socorro”, el cual castiga a quien no presta su ayuda a otra persona que se encuentra desamparada o en peligro manifiesto y grave, siempre que pudiera hacerlo sin ponerse en riesgo a sí mismo o a terceros.
Uno de los protocolos que toda persona debería conocer es la llamada Técnica PAS: Proteger, Avisar y Socorrer. Si presencias un accidente, primero debes protegerte a ti mismo, después a la persona accidentada y a continuación controlar el entorno para minimizar daños. Seguidamente llamarás al 112 e informarás sobre el estado del accidentado y el lugar exacto en el que os encontráis. No cuelgues para que te vayan diciendo qué hacer. Acto seguido tendrás que valorar si la persona está consciente y si respira o no: para saber si está consciente hay que pellizcarlo y preguntarle enérgicamente si está bien; si lo está, le pones en la posición de seguridad, pero antes valora si tiene algo roto o heridas abiertas. Para comprobar si respira observaremos su pecho, si sube y baja, además de acercarnos a su nariz para sentir si sale el aire. En el caso de que no respire deberemos hacer la RCP (reanimación cardiopulmonar): 2 insuflaciones tapándole la nariz y 30 compresiones al ritmo de “dale a tu cuerpo alegría Macarena”.
Para evitar sustos con las aceitunas, apréndete la maniobra de Heimlich, si tu prima se te desvanece por una bajada de tensión la tumbas y le pones las piernas en alto y si crees que alguien se está ahogando en la playa corre como alma que lleva el diablo a buscar ayuda porque hacerte el valiente puede quitarte del tabaco para siempre.
Ahora sé un buen alumno y busca información, por si tienes que salvar alguna vida. ¡Feliz jueves!
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