Exposición

Rebrote de luz en la obra de Juan Carlos Castro Crespo

  • ‘Miopes como yo’ se inaugura esta tarde en la sala de la Diputación

Juan Carlos Castro trabajando en su estudio.

Juan Carlos Castro trabajando en su estudio. / Alberto Domínguez

Juan Carlos Castro Crespo vive un momento de rebrote luz que llena su obra de energía y vitalidad. Si el suyo ha sido siempre un trabajo en el que destaca la fuerza creativa, ahora continúa con un espíritu renovado. Lo hemos vivido en su estudio, rodeado de series, que se fueron sucediendo unas tras otra, pero que forman el conjunto de un universo creativo en marcha. Hoy se puede disfrutar de su obra en la exposición Miopes como yo que se inaugura en la sala de la Diputación de Huelva, a las 20:00, donde estará durante los próximos quince días.

Juan Carlos Castro se encuentra en plenitud, ofreciéndolo todo, rejuvenecido en plena vitalidad e, igualmente, inundado de la sabiduría de un pintor en la etapa de la madurez artística.Está en un momento de máxima satisfacción, dedica diariamente entre ocho y diez horas a trabajar en el estudio, de pie sin mostrarse cansado. Le vemos dando los últimos repasos a su exposición Miopes como yo; está pintando con catarata, “procuro conseguir la visión más adecuada de la obra”.

Continúa, como siempre, con ese vigor clásico en sus trabajos y utilizando como nunca el collage, asegura que “me divierte las posibilidades que dan una bolsa, un bolso, un chaleco viejo... disfruto este tipo de creación”.

En su obra prevalece el mundo creativo. Es lo mejor, porque como el propio Castro Crespo indica, “saber pintar es un oficio muy respetable, echándole muchas horas se consigue”. Cuestión distinta es crear, así que para él “nunca ha sido una prioridad la de pintar académicamente”. Así busca cosas nuevas: “el mundo que tu creas, el lenguajes que aportas a la pintura, es lo que me gusta”. Así su obra consigue ser muy personal porque ofrece un lenguaje muy propio, “que voy acumulando pasito a paso, todo es reconocible en mi obra”, lo que obtiene con el trabajo del día a día. Así va labrando colecciones dentro de su bagaje artístico creativo, lo que va dando lugar a obras que se agrupan en series.

Esta que ahora presenta tiene también mucho de biográfica, pues al pintor de niño le decían miope. “Se metían conmigo, sin embargo eran ellos mucho más miopes que yo, pues no podían y no querían ver”, dice.En esta ocasión son 46 piezas las que llegan a la sala de la Diputación de Huelva, en la Gran Vía, algunas de gran formato. Lo que les hace común a todos es que llevan gafas, aunque algunas no, y es que dice el pintor que “esos son los que usan lentillas” (sonríe). La obra de Juan Carlos Castro ocurre que es creativa, tiene luz, te hace pensar y también en ocasiones es divertida.

En su estudio comenta que “crear en Huelva es difícil”, la suerte en él radica en su gran vocación. Además, tuvo siempre la posibilidad de poder trabajar en el mundo de la plástica con toda libertad, gracias a sus años de profesor de instituto. Un tiempo que ahora jubilado recuerda con afecto y dice que volvería a hacer lo mismo. En esta época de profesor con sus clases, “aprovechaba el tiempo como ahora y me daba la posibilidad de no tener que mendigar la venta de un cuadro para sobrevivir”. Esto -asegura- le proporciona “la oportunidad de la libertad y eso me hace estar orgulloso de mi condición de artista”.

Después de unos largos meses de sombras, que inconscientemente se reflejaron en una etapa reciente de la serie de bibliotecas perdidas en la oscuridad de una época que las redes sociales, ahora vuelve a la luz. Es la misma que uno obtiene cuando la vida vuelve a abrirte sus ventanas y te dan fuerzas para seguir pintando y ahí está Juan Carlos Castro: “como un jabato”. Tiene como él dice, el empuje de su mujer y su hijo, que le trasmiten fuerza y en él está la necesidad de seguir pintando.

De nuevo se le abre todas las posibilidades de seguir haciendo cosas con la misma ilusión de un chaval. Juan Carlos está feliz y eso se le nota.

De Huelva su obra irá a México, donde fue premiado en la Bienal de Arte Contemporáneo de la Universidad de México y su Congreso; estará luego en la Casa de México en España. Mientras que para noviembre llegará a la sala de la Fundación Caja Rural del Sur.

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