No hay tiempo que perder. Esta noche se pone fin a medio año en el que los onubenses hemos vivido casi de forma permanente en periodo electoral.

Cerramos el año pasado eligiendo a nuestros representantes en el Parlamento andaluz y cuatro meses después hacíamos lo propio para el Congreso y el Senado; hoy es el turno para los ayuntamientos y el Parlamento Europeo.

A partir de mañana, el contador se pone a cero y sin excusas ni condicionantes que vacilen sobre una u otra decisión, llega el momento de anteponer el interés general al particular.

Comenzará un periodo en el que se deberá desvelar el color y la composición de los ayuntamientos de cada uno de los 80 municipios de la provincia. Sea con mayoría, con minoría, o con los inevitables pactos que habrá que firmar, la maquinaria debe arrancar, en unos casos, y acelerar, en otros, para recuperar el tiempo perdido y comenzar a ejecutar los programas prometidos, aquéllos por los que nos hemos decantado hacia un lado o hacia el otro con nuestro voto (o abstención) en cada una de las convocatorias que hemos tenido para acudir a las urnas.

El tiempo corre y nunca hay el suficiente para hacerlo todo, pero sí el necesario para llevar a cabo lo más importante y ahí está la clave, en dejar de lado las palabrerías y mensajes electoralistas para comenzar a gestionar la ciudad y hacerlo con profesionalidad, con la seriedad, honradez y eficacia que se presupone en cualquier puesto de trabajo. El de gobernar además requiere de una honestidad exquisita.

El entendimiento y el acuerdo serán la primera tarea de quienes salgan elegidos esta noche, para formar gobierno cuanto antes y comenzar a trabajar. Porque se ha superado el bipartidismo y eso se traduce en una toma de decisiones más consensuada, aunque parece que cuesta cambiar los hábitos y nos agarramos a la dicotomía de la derecha y la izquierda (adjetivada al gusto del consumidor) que sigue obstaculizando la sensatez.

Que no sea esa la excusa para no empezar a trabajar. Huelva merece un equipo de gobierno de calidad para liderar el cambio de una provincia en la que los proyectos se cuentan por puñados en los cajones; unos políticos dispuestos para sacar de los números rojos las listas del empleo y para rentabilizar una materia prima que pocas provincias pueden igualar.

Hay que ponerse manos a la obra, rebajar el tono del espectáculo y remangarse la camisa ahora que llega el calor y este año no tocan vacaciones. Es su turno, señorías.

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