La verdad es que ya resulta monótono seguir con el esperpéntico asunto catalán, pero es que los notas estos no dejan de dar motivos para hacerlo. Desde la tesitura planteada de una investidura por videoconferencia a la dependencia de la libertad del líder de ERC e incluso la decisión que tome la CUP y, mientras tanto, el lacito y la presencia del color amarillo domina la estética secesionista -supongo que no serán supersticiosos- y ello me inspira a recordar, vista la evolución de los acontecimientos por aquellos lares, una deliciosa y realista película de nuestro brillante y admirado Manuel Summers: Del rosa al amarillo.

Y es que los notas estos de solapas y bufandas de tono ictérico han ido pasando del rosa vinculado a la lealtad, la amistad, la confianza… al amarillo del adoctrinamiento popular, la falsedad, la antidemocracia... aprovechando la necesidad, los complejos o la debilidad de los Gobiernos estatales.

Así, pasaron del rosa de la autonomía al amarillo del secesionismo. Del rosa del estatuto propio al amarillo de la anticonstitucionalidad. Del rosa democrático al amarillo de la desobediencia. Del rosa de las concesiones al amarillo del 3%. Del rosa de los privilegios al "España nos roba". Del rosa de la buena productividad al amarillo del descenso del PIB y la fuga de empresas. Del rosa de la Constitución votada masivamente, en su día, en Cataluña al amarillo del criterio supremacista, en contra del artículo 14 de la misma. Del rosa de una actividad deportiva destacada al amarillo de la politización en el ámbito de las competiciones. Del rosa del voto libre y secreto propio del sistema democrático nuestro al amarillo del censo universal y urnas opacas. Del rosa de la legitimidad por una elección limpia y democrática al amarillo de una supuesta y perseguida actitud delictiva que convirtió a más de uno en fugado que no eufemísticamente "exiliado". Del rosa de la rectitud y la honestidad al amarillo de la falacia y la depredación de la historia para fines inconfesables. Del rosa de la convivencia ciudadana al amarillo de la ruptura social y la confrontación. Del rosa del compromiso con los socios al amarillo de alguno que cobardemente se fuga y los dejó tirados.

En definitiva, podríamos continuar casi sin límites, pero la realidad es que en Cataluña, siguiendo con Summers como referente, van quedando demasiados "juguetes rotos" como para recomponer la situación el corto medio plazo y, desde luego, esperemos alguna incógnita se despeje a partir del día 17 que se constituye el Parlamento, ese lugar donde se pasó del rosa legislativo al amarillo del "aunque me voy, no me voy" de la independencia en la oratoria desquiciada del nota fugado y que demostraría agallas suficientes si atendiera al cante que algunos, en voz baja, le dedican: "Volver, volver, volver…"

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