Creía que habíamos aprendido a dejar piedrecitas en el camino, tal como sucediera al personaje del cuento.

No ha sido así, sino que nuestra historia es un enorme rastro de miguitas desperdigadas y desaparecidas ante la indiferencia, la ignorancia y el olvido de cuantos se han limitado a observar, como los pájaros cercenaban nuestras señas de identidad. Durante siglos no ha habido vuelta atrás y en esa estamos, tan panchos y rechonchos, regodeándonos en una suerte de soplamocos centenarios y cumbres gastronómicas.

El lunes pasado hablaba sobre el oportunismo y la fortuna que nos brindaba 2017 al coincidir en él la Capitalidad del fogón nacional y la celebración del 525 aniversario del Descubrimiento de América, resaltando su impacto económico, cultural y turístico, y auspiciando el reencuentro con los símbolos y valores heredados.

Aventuraba en él la primera encerrona, Exposición Iberoamericana, Sevilla 1929, donde nuestra presencia fue meramente presencial, figurativa, la posterior Expo 92, en la que permitimos volver a caer en una red de amaños políticos relegando la Gran Aventura al cuarto trastero, anulando cualquier atisbo de protagonismo. Pasaron por encima de la historia y eso es mucho pasar y consentir, para que nuevamente, repitamos la escena.

Nos borraron del mapa. Las piedras de La Rábida quedaron reducidas a un relato sin fondo y las migas arraigaron con fuerza para impedirnos regresar. Nuevamente perdidos.

Hoy me retracto y desgraciadamente asumo la dura realidad. Oído y leído el fatuo horizonte venidero, mi optimismo, pasa a ser pesimismo. La frivolidad Institucional se muestra tan opulenta como insustancial.

Cuando se tiene la certeza de que a dos meses de 2017 no se ha confeccionado y cerrado una hoja de ruta, cuando a estas alturas, todo se halla cogido con hilvanes y cuando se detecta una continua y sorprendente incertidumbre, uno intuye que, una vez más, seguiremos urdiendo una burda tramoya.

Aún más, cuando se expresa en público la paridad del "hecho colombino" con la universalidad del jamón de Jabugo y Juan Ramón Jiménez, es hora de rezar, hermanos.

Fue el pensador, ensayista e historiador, Arnold J. Toymbee, quien escribió: "Los tres grandes hitos de la humanidad han sido: la aparición del cristianismo, el descubrimiento de América y la llegada del hombre a la luna". Sin comentario.

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