Si no fuera por el pequeño detalle de que hay que pasar por las urnas el 28 de abril a elegir presidente del Gobierno podríamos decir que la campaña de las municipales de mayo está ya más que lanzada. Los partidos calientan motores y preparan equipos para presentarse ante los onubenses con la mejor cara y el cuerpo listo para la orgía de besos y abrazos que les esperan. El PSOE ha dado el paso esta semana de presentar el primer atisbo de sus listas, el PP ha lanzado a su candidata en la capital -aunque quizás habría que decir que se ha lanzado ella visto quien la acompañó-, IU y Podemos se pelean por ver quién encabeza la plancha conjunta -qué sería de la izquierda patria sin esa capacidad innata de enfrentarse-, Mesa de la Ría tiene un candidato que si no logra acta al menos puede dedicarse al atletismo y en Ciudadanos han optado por un silencio sepulcral que tiene a muchos más cabreados que un pavo el día de Navidad. Lo dicho, todo está listo.

Consciente de lo que queda por delante, el equipo de gobierno se ha lanzado a licitar obras como si no hubiera mañana para llegar a mayo con unos cuantos camiones de escombros en la calle. Cruz tiene el mérito de haber sido capaz de presentarse como un alcalde que, más allá de sus siglas, no molesta a nadie. El bagaje de este mandato no es para tirar cohetes más allá del tema del Recre, pero no debemos olvidar que el regidor cogió un Ayuntamiento en cierre por derribo y lo tiene ahora camino de presentar unas cuentas saneadas. Habrá que ver qué ofrece ante mayo y si renueva un equipo que necesita sin duda cierto meneo. Con lo poco dado que es Cruz a remover las cosas sería una auténtica sorpresa ver grandes cambios.

Todo lo contrario es lo que va a hacer Pilar Marín, la aspirante más abandonada que uno ha visto en 20 años de carrera profesional. Es digno de halago su optimismo y su espíritu en una situación en la que nadie tiene muy claro quién está en la sede del PP o si, como cuando muere un Papa, está la cosa de sede vacante. Ante eso, lo dicho, optimismo y redes sociales para una mujer que llega al esprint final bastante lejos de donde debería.

La pugna Amador-Rossi marca el día a día de la confluencia de izquierda. El edil podemita no parece por la labor de ceder gentilmente la cabeza de cartel y se auguran las habituales semanas de asambleas eternas y reuniones interminables que tanto gustan en el entorno poscomunista. No deberían tardar mucho porque tampoco es que acudan ellos a las urnas en situación pujante.

Ciudadanos afronta su ser o no ser en un silencio difícil de explicar, con una portavoz en horas bajas de presencia y muchas dudas alrededor. Más les vale a los naranjas despejar la incógnita rápido y recordar que en 2015 rascaron tres concejales.

Y luego viene el pelotón de cola. Con Mesa de la Ría lanzada en el sueño del segundo concejal, Gallardo en tierra de nadie en su aventura en solitario, Vox buscando un aspirante para reventar las encuestas y alguna que otra fórmula nueva aún por cuajar.

Y luego está usted, sufrido votante. Tómese las cosas con calma, respire, ponga buena cara y sea paciente. A esto sólo le quedan tres meses y luego nos vamos al Rocío. Que eso sí que es importante.

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