Dicen que a los españoles no solo nos gusta hablar, sino también discutir. A veces, apenas importa el objeto de la disputa (qué más da si es fútbol o política), ni siquiera las formas (qué más da escuchar o no al contrincante)… Lo que vale es aguantar los argumentos para ganar la contienda ¿Cómo va a ser fácil, en este país, formar gobierno?

Ni que decir tiene cuánto y cómo es de propicia la actual situación política para que los discutidores, aficionados o profesionales, dispongan de argumentos de todo tipo que puedan lanzar a otro litigante. Desde que Sánchez ganó la investidura en junio pasado y el personal se aprendió aquello de okupa para nombrar al presidente, hasta la constitución de los ayuntamientos, o el imposible pacto entre Sánchez e Iglesias, se vienen sucediendo las oportunidades para los enganchados a la polémica por la polémica.

Pero los debates originados por la búsqueda de un pacto entre partidos políticos entran en la categoría de género menor comparados con los sostenidos en la actualidad acerca del modo de acceso a los puestos de trabajo de servicio público (profesores, sanitarios, bomberos…). La protesta habitual hasta ahora ha sido provocada por la escasez de convocatorias para cubrir dichos servicios. Es injusto y contradictorio que, si está estipulado que el modo de acceso sea mediante oposiciones, éstas no se convoquen, pero no es éste el caso. En 2016, Montoro pactó con los sindicatos mayoritarios la oferta de empleo público para reducir la interinidad y paradójicamente los interinos rechazaron este acuerdo.

En medio del malestar, esta semana se ha conocido la demanda presentada ante el Tribunal Europeo por 6.000 temporales (de los 800.000 que se calcula que hay en España), exigiendo la estabilidad para desarrollar su trabajo; o sea, pretenden que la plaza que ocupan ahora, transitoriamente (aunque algunos lleven años y años), pase a ser fija sin tener que pasar por oposiciones. Aluden los temporales, con razón, que ya han demostrado sobradamente que están preparados para el desempeño del puesto. Pero también la tienen los que llevan años preparando unas oposiciones, porque es la forma de acceso establecida legalmente.

El asunto es tan complicado que se me ocurre que mientras llega la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la UE, no estaría mal darle un repasito a la Constitución, a su artículo 14, ese que dice que "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna…".

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