Esas manos

Los expertos saben las diferencias que existen entre la publicidad comercial y la política

Las manos del presidente marcan la determinación de su Gobierno". Frase de enorme calado propagandístico y de alto valor metafórico con pretensiones indicativas de una especie de: "Tranquilos, estamos en buenas manos" pero que vista retrospectivamente podría recordar a la "lucecita del Pardo", gracias a la cual "los españoles podían dormir tranquilos". Lo que al final no es más que una pretensión de culto propagandístico a la dimensión del líder. Eso sí, salvando las distancias en cuanto al modelo de sistema, aquél, dictatorial y, éste, democrático, aunque con una presidencia sobrevenida. Naturalmente, los asesores de Moncloa han tenido que pensar para obviar el popular aserto de que "los ojos son el espejo del alma" puesto que, en los afanes de establecer paralelismos con los americanos, nos lo presentan con gafas de sol, obameando con su mascota o haciendo footing aún sin una gota de sudor… mandatos de la mercadotecnia que revelan una debilidad. ¿Estamos aún con un candidato o con el nuevo presidente? Los expertos saben las diferencias que existen entre la publicidad comercial y la política. Aquí ya hay una trayectoria y una marca previa, sería lo comercial, sin embargo en lo político hay que vender un programa y de ello, no hay siquiera un mínimo atisbo, con lo que el camino, por ahora, es inverso al que debería ser.

Haciendo algo de memoria, comprobamos como los tics de ZP, se repiten y agigantan: diálogo, talante, postureo… pero ante las discrepancias y las críticas, apelaciones a la crispación -necesitamos crispación, afirmaba ZP- aunque la misma no exista, pero es un buen argumento para reforzar el eufemístico ejercicio del talante, tal cual es la descalificación del adversario. Como aquella recordada afirmación de "incidente" del debate electoral con Rajoy, demostrativa de ausencia argumental y ¿crispadora o respetuosa? No, esa no es la pretendida superioridad moral de la que se hace presunción.

Gobierne y siga su ejemplo de americanismo presidencial: "Se puede estar en desacuerdo con la ley, pero no desobedecerla" (Kennedy). Esto le espera en Cataluña con el anuncio de un nuevo 1-O. Al final, es verdad, "estamos en sus manos" aunque aún falta la guinda publicitaria de doña Begoña. ¡Ojalá resulte valiosa!, lo agradecerán sus seguidores.

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