No, no eres un impostor

No todos tus logros vienen del trabajo duro, también hay una gran dosis de talento y capacidad detrás de ello

Hace unos días recibí una propuesta. Me pedían que impartiera una formación. Además no es la primera vez que me hacen una propuesta de este tipo. Cualquiera podría decir "qué guay Álvaro. Qué bien que piensen en ti para ayudar y formar a los demás". Sin embargo no me he sentido así.

Por mi cabeza lo que ha pasado es lo siguiente: he empezado a escuchar un sonido de alarma a todo volumen. Aquello parecía Villa Montaña en la Isla de las Tentaciones. Primero me reí recordando el espectáculo lamentable que ha dado "Manué, la manita" en este programa. En serio, tenéis que verlo. Cuando paró de sonar la alarma creí sentirme aliviado pero justo en ese momento vino lo peor. Una vocecita que salía de mi interior me dijo "eh, eh, eh. Álvaro, ¿a dónde te crees que vas? No tienes tiempo para prepararte una clase. Y además, ¿tú vas a dar una formación? ¿En serio? ¿Con qué autoridad?". Así que he empezado a reflexionar. Primero he pensado que tengo a mi alrededor muchas vocecitas últimamente. Parece que tengo más monstruos a mi lado que los adolescentes de la serie Big Mouth. ¿No has visto esa serie? Pues nada, otra recomendación. De nada. Y en segundo lugar he pensado en no volver a dudar de mí y de mis capacidades. No es que esto me pase continuamente. No pienses que me llevo gran parte del día llorando frente al escritorio y gritando "¡soy un inútil!". Sin embargo estas dudas sobre uno mismo me han asaltado ya un número suficiente de veces. Este sentimiento se conoce como síndrome del impostor. Y me ha sorprendido comprobar el porcentaje tan elevado de personas que lo padecen en su trabajo. Ahí va el dato: según un estudio publicado en el International Journal of Behavorial Science, el 70% de las personas en algún momento de sus vidas se ven afectadas por este síndrome. ¿Los rasgos comunes de aquellos que lo padecen? Son personas con un alto nivel de autoexigencia, en un gran número de casos ostentan puestos de responsabilidad, y son muy perfeccionistas. Joder, me han clavado. Esto es peor que leer el horóscopo. Lo más curioso de todo esto es que quienes más lo sufren son personas altamente capacitadas en sus puestos de trabajo. Definitivamente lo han clavado ("Wow Álvaro, gran comentario, me gusta". Esta es la vocecita de mi cabeza que se encarga de la motivación. Es tímida pero quería saludaros). La cantante Jennifer López y el astronauta Neil Armstrong también han creído ser un fraude en algún momento de sus carreras. ¿En serio? Sí, yo también flipé cuando lo leí. Desde luego las presiones sociales tampoco ayudan, y esa cultura actual de vincular nuestra autoestima a los logros conseguidos. Te doy mi consejo (Bueno, ¿quién soy yo para darte un consejo? Puñetero síndrome, deja al menos que termine el artículo). Cuéntalo a tu gente, comparte con ellos tus éxitos, habla sobre ello. No es narcisista. ¡Es humano! No todos tus logros vienen del trabajo duro, también hay una gran dosis de talento y capacidad detrás. Y a veces no se sacan dieces. También existen los 9,5. Agonía, que eres un agonía. No, no eres un impostor.

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