Un año más hemos podido presenciar el tradicional mensaje del Rey. Hemos de decir, si pretendemos ser objetivos, que no es un año más puesto que llevamos mucho tiempo, aún lo estamos, con un Gobierno en funciones, sin un presupuesto aprobado desde hace dos cursos políticos y unas expectativas de investidura bastante alejadas de las necesidades de estabilidad que precisa España en el tiempo presente a la vista de las alianzas supuestas con grupos independentistas, con diferentes perfiles ideológicos pero, como todos ellos, endogámicos u opciones antisistema cuyo objetivo no es precisamente mantener el modelo constitucional vigente.

En este ámbito, sin citar, aunque no obviar, los temas económicos y sociales, se ha debido construir el discurso.

Personalmente, creo que la intervención real me sugirió, más por las formas expositivas, el tono, incluso el lenguaje no verbal, con las limitaciones de hablar sentado, que por el fondo -aunque este no fue tampoco trascendente- que el Rey está tocado porque, supongo, es consciente de que cada vez está más condicionado y le han estrechado su territorio arbitral, en aras de la obtención de un poder omnímodo por parte de quien debería ser socio principal en el mandato popular de defensa de la Constitución, tal cual debería el presidente del Gobierno.

Comprendo que el discurso debía hacerse fiel a los parámetros de la corrección política e incluso, algo, en el terreno de la ambigüedad calculada, aunque sin eufemismos porque debemos saber que el texto es necesario que obtenga el nihil obstat del Gobierno.

Pero aun así, hay expresiones, en ningún caso imperativas, pero casi corporativas, hasta me atrevería a calificar de rogativas -quien hablan, insisto y creo, está bajo de ánimo- que van directamente dirigidas al señor presidente en funciones, máximo responsable de lo que el futuro inmediato nos depare.

¿Se habrá enterado Sánchez de que: "no debemos caer en los extremos y en una autocomplacencia que silencie carencias o errores…"?

¿Se habrá enterado Sánchez: de las apelaciones a "la concordia, gracias a la responsabilidad, los afectos, la generosidad, ¿al diálogo y al respeto entre personas de ideologías diferentes…"?

¿Se habrá enterado Sánchez del "impulso y defensa necesarios de la solidaridad, la igualdad y la libertad…"?

¿Se habrá enterado Sánchez de que "queda mucho por hacer, por mejorar y renovar…"? a lo que yo añado: porque España es un proyecto común de bienestar y progreso, nunca un objetivo de promoción individual sustentado en el sectarismo. Un corolario final: el Gobierno, libera el contenido; Podemos, satisfechos -muy sospechoso- ERC y PNV, enfadados. ¿Se habrá enterado Sánchez de qué puede salir de todo esto?

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