Debo reconocer que sigo instalado en el pesimismo, no sanitario, porque la batalla de los profesionales y todos los trabajos esenciales terminará decantándose a nuestro favor, sino social y económicamente, pues no hay mejor ambiente que una crisis para el éxito de los postulados de los partidarios del "cuanto peor, mejor" y que, en estos momentos, tienen doblegada para su beneficio la capacidad decisoria del Gobierno.

Un ejercicio gubernamental dubitativo, incoherente y buscando coartadas justificadoras de su incompetencia, lo que permite a sus socios ofrecerles discursos añejos, no siempre ciertos ni consistentes, pero atractivos para ser aceptados por los más sectarios ante el alivio complaciente de los gurús publicistas monclovitas, empeñados en encubrir como sea y por los medios que sean los dislates del Consejo de Ministros.

El discurso que achaca todos los males a gobiernos de otro signo es tan débil que si fuera al contrario ellos lo calificarían de casposo y amnésico.

Olvidan acaso que quien dejó al país con los rotos de una crisis que no se quiso ver -estábamos en la Champions de la economía- se llama Zapatero. No creo sea necesario recordar quién gestionó Andalucía hasta casi ayer mismo. Me parece que el periodismo no se moviliza, como ahora, requiriendo otros mecanismos en las ruedas de prensa para no pasar por ineptos, ante determinadas respuestas a preguntas previas y filtradas, la situación de las pymes y autónomos es además de patéticas e irrisorias, moratorias, avales… son "pan para hoy, abre para mañana". El lenguaje metafórico, economía "hibernada", resulta agradable pero inútil porque la actividad económica o existe o está suspendida. Los afectados por ERTE nos dicen que no contabilizan hoy como parados pues, atención, esperemos a que revierta la situación y veremos entonces cómo los contabilizan.

Con tantas cosas no achacables a los de antes, como los test fallidos y devueltos, el desdeñar la entidad de lo que venía y no ir al mercado hasta decretar la alarma, en los demás países, como en cualquier pandemia, ¿las necesidades son responsabilidad de otros? No, señores, ustedes no están siendo eficientes -cuánto les gustaba esa palabra en el ámbito sanitario- ni eficaces. Ocupan estratégicamente el espacio presencial con discursos reiterativos como herramienta de marketing. Miren, las víctimas entre profesionales de la primera línea ponen en evidencia su desastrosa gestión de la crisis. La afectación en los órganos decisorios que de verdad lamento, muestran el incumplimiento de la cuarentena que luego exigen a los ciudadanos. Por fin, ¿serían ustedes igual de leales y blandos si fueran otros los gobernantes? Por cierto, quedan en evidencia pues, ¿podríamos interpretar, a la vista de los hechos y el bloqueo parlamentario que esa no es una actividad esencial? Digo yo.

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