Antonio Carrasco

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500 días en una cueva de Huelva

Estos días es noticia la alpinista que pasó 500 días encerrada en una cueva en Motril. Cada vez que vemos algún acontecimiento extraordinario hay un chip interior que nos sitúa en el lugar, en el qué haríamos nosotros, cómo actuaríamos y esas cosas. Normalmente encontramos soluciones peregrinas desde el sofá de casa. No falla.

Con esto de la cueva llevo dándole vueltas a lo que sería hacerlo con la provincia de Huelva. Lo que pase fuera de nuestros límites territoriales no importaría, solo Huelva. Un experimento a pequeña escala. Sería un ejercicio curioso. Uno entraría en algún agujero que le indiquen dejando atrás su provincia llena de retos, promesas de esta vez sí que sí, esperanzas y problemas habituales. Tendría mucho que estudiar a la salida. Eso al menos pensaríamos.

Al volver 500 días después tendríamos la oportunidad de analizar con la perspectiva de más de un año de margen el impacto en esta tierra. En ese tiempo habríamos vivido al menos dos presupuestos (uno del estado y otro de la Junta) pero al salir nos encontraríamos con que ninguna de nuestras históricas carencias se han cubierto, ni existe un plan real para dar respuestas. Es posible que un familiar de Madrid se hubiese perdido la despedida si venía en tren. Si decidiese hacerlo por la misma vía (sin segundas) es posible que tampoco esté cuando salgamos. Ya lo veríamos cuando llegase a la hora que toque ese día.

Las obras que dejamos por empezar, paralizadas o pendientes de un trámite seguirían en el mismo lugar. Es muy probable que antes de entrar hubiésemos asistido a la visita de un alto cargo prometiéndonos cualquiera de las infraestructuras que tan falta nos hacen. Tranquilo que no nos habremos perdido mucho durante 500 días. Al salir todo seguiría igual.

Tenga usted por seguro que el último domingo antes de meterse bajo tierra el Recre le habría dado un disgusto, con todo el recreativismo inmerso en un agrio debate existencial sobre el futuro del entrenador, los equilibrios de poder en el entorno del club o si la bocamanga de la camiseta respeta la esencia o no. Tranquilo, un año y medio después puede que la única novedad sean los nombres de la crisis que toque en ese momento.

Está claro que 500 después de meternos en una cueva habríamos comprendido al salir que lo único que habría cambiado en Huelva es que nos habíamos ahorrado 500 días del ruido en bucle que nos acompaña.

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