Hay otros años que hemos dicho "Y así, sin hacer mucho ruido, se nos fue el año". Con el 2020 no podemos decir lo mismo. Ha sido la época más dolorosa, cruel y triste que hemos vivido muchos como sociedad. Su ruido ha sido atronador. Ahora tenemos por delante 365 días para la esperanza, pero cuidadito con las expectativas, que ya alguno se está imaginando haciendo la conga en mayo y yendo a la fiesta de la espuma en junio. ¿Habrá fiesta más fea que esa?

Estamos en unos días que siempre me causan gracia. Amigos, han llegado… ¡Los propósitos para 2021! Que si dejar de fumar, que si hacer ejercicio 3 veces por semana, que si aprender a cocinar, que si cambiar de trabajo. Todos los años lo mismo. Qué cansancio por favor. ¿Sabías que 9 de cada 10 personas no llega a iniciar sus propósitos o una vez iniciados los abandona al segundo mes del año? Vale, me he inventado la estadística. Pero estoy casi seguro de que es así. Yo más que propósitos los llamaría despropósitos. Quien los cumpla debería convertirse automáticamente en Rey o Reina de este país. Piénsalo, así tendríamos ocupando el trono a una persona que verdaderamente se lo merece. No habría discusión, y nos olvidamos de hacer referéndums. Toma, las puertas de la Zarzuela abiertas de par en par para ti. Te lo mereces. Es que tiene mucho mérito cumplir con los propósitos estándar de toda la vida, y todo por culpa de este sistema tan contradictorio en el que vivimos, donde económicamente interesa que caigamos en la tentación una y otra vez. El que quiere ponerse en forma y se apunta al gimnasio luego recibe alertas de Uber Eats con descuentos en el Burger King. "Bueno, por un día no pasa nada". Va a ser más de un día, no te engañes. Que empezaste por la Whopper clásica y y vas por la triple Whopper. El que se ha propuesto disfrutar de su hobbies preferido de repente tiene más trabajo que nunca. "Que me devuelvan mi vida por favor". El que ha prometido que usará menos tiempo el móvil ahora se ha enterado de que ya está disponible el League of Legends para iPhone. "Es que así es imposible". Y además recibe una media de 3 notificaciones diarias del Candy Crush con el mensaje "Te echamos de menos". Y luego está aquel convencido de que beberá menos y va y se pone otra vez de moda el Puerto de Indias. La cagaste.

Yo creo que pasaré de nuevo de los propósitos de año nuevo. Renuncio a la corona.

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