La otra orilla

javier rodríguez

La autoestima de una ciudad

No nací en Huelva, sin embargo elegí esta ciudad para vivir. Llegué a aquí casi por casualidad, para estudiar en la que por entonces era una de las escuelas de Trabajo Social más prestigiosas de todo el Estado Español, y aquí me quedé. Encontré un ambiente, unos amigos, unas oportunidades, la posibilidad de desarrollar unos proyectos… y, sobre todo, una comunidad, que hacían difícil no elegir este lugar para vivir.

Sin embargo siempre hubo algo que me chocó de esta ciudad: el desconocimiento de sus valores por parte de la mayoría: pocos conocen, por ejemplo, el dato que acabo de dar: los estudios de Trabajo Social (y también los de Enfermería) de Huelva, han sido durante muchos años referentes en todo el territorio español. Pero es que, de la misma manera que ocurre esto, tienen que venir de fuera para que aquí se sea capaz de reconocer el talento de Rocío Márquez, Jesús Hermida, Carolina Marín, Jesús Hermida o Pedro Reyes, entre otros. Gran parte de la población de Huelva desconocía que pisaban el suelo de la que puede ser la ciudad más antigua de occidente, que un imponente acueducto romano todavía echa agua en la "Fuente Vieja", que el centro de la ciudad es un enorme yacimiento arqueológico con restos de todas las épocas o que los "cabezos", más que un montón de tierra, son una singular formación geológica que ha suscitado el interés de numerosos estudiosos.

Eso ha devenido en esa poca autoestima, en esa conciencia de que "la ciudad ni fu ni fa, pero qué bonita es la provincia, con sus playas, su sierra…", en esa envidia crónica a la vecina capital a la que, sin embargo, no se deja de imitar y en esa tendencia autodestructiva que ha acabado prácticamente con la que era una humilde pero bonita ciudad marinera.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, algo parece haber cambiado y la ciudadanía se empezó a organizar salvando, hace ya unos años, el fantástico Parque Moret de la especulación inmobiliaria y, hace bien poquito, al Puerto Tartésico de la estupidez administrativa. Ahora toca seguir defendiendo el patrimonio: los cabezos de La Joya y Mundaka corren un grave peligro de desaparición sepultados en toneladas de hormigón. Y diversas organizaciones ya han puesto fecha para que acudamos en su defensa: será el próximo día 15 de marzo y esperemos que esa fecha sea recordada como aquella en la que se pasó de demoler la historia de la ciudad a ponerla en valor.

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