El cupo se le pone a Sánchez cuesta arriba

22 de julio 2025 - 03:08

Se vuelve a ir de viaje, en esta ocasión una gira latinoamericana por Chile, Paraguay y Uruguay; más una reunión con Lula, Boric y Petro para promover un frente por la democracia, palabra que rechina en dirigentes de la extrema izquierda que no han llevado al continente sudamericano precisamente por la senda democrática, pero Pedro Sánchez se encuentra a gusto entre ellos. Deja atrás polémica por los asuntos de corrupción que le amargan la existencia –a Pardo de Vera y Herrero por el caso Koldo les han retirado el pasaporte–, pero sobre todo deja atrás el asunto del cupo catalán al que el Gobierno no quiere llamar cupo, pero lo es. Con la eliminación del nombre no engaña a nadie. Ni tampoco a Puigdemont, que ya anda con nuevas amenazas.

A Sánchez se le pone muy cuesta arriba la aprobación del cupo, porque no le apoyan ni siquiera los suyos, sus dirigentes regionales. Ya contaba con que Page iba a plantar cara, el manchego hace tiempo que denuncia el trato de favor fiscal a Cataluña, que además pretende ir más lejos con instituciones judiciales propias, y Sánchez está dispuesto a conceder. A los catalanes, todo lo que exijan; faltaría más. No está dispuesto a dejar la Moncloa. Pero se encuentra con que además de Page y el PP, también el asturiano Barbón expresa abiertamente su descontento. El cupo catalán es un agravio para el resto de las comunidades autonómicas, lo que ha puesto aún más difícil a los socialistas ganar a sus contrincantes del PP. María Jesús Montero y Óscar López ven muy negro su futuro: no temen perder ante Juanma Moreno e Isabel Ayuso, los sondeos hace tiempo que les han obligado a ser realistas. Lo que temen es ser arrollados, hundidos, avasallados y humillados por el cupo y por todo lo que Pedro Sánchez está haciendo con sus favores infinitos a Cataluña, en detrimento del resto de las comunidades autonómicas. Más la corrupción, con su vertiente bochornosa, machista y soez además de la vertiente dineraria. Con su entreguismo a socios insaciables, sobre todo los independentistas catalanes, más los casos de corrupción que se incrementan a diario, Sánchez se ha convertido en una máquina trituradora de biografías socialistas. Por eso coge, en cuanto puede, el avión que le lleva a países lejanos donde le tratan a cuerpo de rey y olvida las penas. Ni siquiera le sirve ya viajar a un país europeo: le han calado en Bruselas, hace tiempo que solo acude a las reuniones, obligadas, del Consejo Europeo. A las otras, las convocadas entre los líderes para hablar a fondo de lo que importa sin los formalismos oficiales, no le suelen llamar. Ya no es el atractivo y simpático jefe de Gobierno español, ya saben cómo se las gasta.

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