Liderazgo inteligente: Cómo parar interrupciones sin armar un duelo

Gestionar a quienes interrumpen constantemente requiere arte y no guerra, por eso la inteligencia emocional y la comunicación asertiva te ayudan a lograrlo sin generar mal rollo

Liderazgo inteligente: Cómo y qué decir cuando no tienes la respuesta sin perder autoridad

Gestionar emocionalmente las interrupciones.
Gestionar emocionalmente las interrupciones. / M.G.
Lola Pelayo

Huelva, 22 de julio 2025 - 06:00

NO hay cosa más molesta. Lo sé, lo sabes. Estás ahí dándolo todo y de pronto ¡zas!, alguien te interrumpe. Y no una vez. A veces es por entusiasmo, otras por ansiedad, otras porque no escucha o porque es el clásico perfil boicoteador que así se carga de energía y gana reconocimiento. El resultado es el mismo: te corta, te frustra, y si no haces nada, te puede llevar a parecer que eres tú quien pierde los papeles. ¿Cómo lo cortas sin generar tensión?

Este es todo un reto de tu inteligencia emocional que te ayuda en dos direcciones: a no tomarte la interrupciones como ataques personales, y a no normalizarlas. Porque dejar pasar sistemáticamente estas conductas deteriora el clima del equipo y socava tu autoestima profesional. Aquí, tu gran aliada es la comunicación asertiva.

Seis recomendaciones prácticas y elegantes para cortar interrupciones

  • La frase mágica: “Gracias, tomo nota, pero me gustaría acabar primero”. Funciona porque no niega la participación de la otra persona, pero le indica con claridad que estás hablando. Añade un tono amable y directo: “Apunto tu idea, es interesante, pero dame un minuto más para terminar lo que estaba diciendo”. Sencillo, y no suena combativo.
  • Avisa en modo prevención. Si sabes que alguien tiende a interrumpir, empieza tú con una pequeña advertencia a navegantes: “Voy a compartir una idea completa en dos minutos, y después encantada de escuchar todas las aportaciones”. El mensaje anticipa que habrá turnos, y te da el permiso tácito para gestionar la palabra y pedir que esperen al final.
  • Usa el humor como regulador emocional. Si la interrupción ha sido estruendosa, puedes recuperar el control con una sonrisa: “¡Eso es entusiasmo! Pero déjame terminar esta parte y ahora vamos con lo que dices.” El humor neutraliza tensiones, pone límites y genera complicidad. Eso sí, cuidado con que caiga en el sarcasmo, que ese sí convierte la conversación en un duelo.
  • Apóyate en la autoridad emocional. Muchas veces no basta con la frase que dices, debes prestar mucha atención a cómo la dices. Tu lenguaje corporal equilibrado, tu voz firme sin elevarse, y tu mirada calmada y directa son claves. Transmiten que tienes el control emocional y el derecho a ser escuchada o escuchado. Recuerda: autoridad no es poder, es credibilidad ganada.
  • Define con claridad las reglas del juego. Define normas de conversación al inicio. Por ejemplo: “Intentemos no interrumpirnos, anotamos las ideas y las compartimos por turnos”. Y si alguien interrumpe, retoma con asertividad: “Dame un segundo, estaba hablando fulanita. Luego vamos contigo”.
  • Reprende en privado. Si la conducta se repite y genera incomodidad en el equipo, conviene hablarlo fuera del contexto en el que se dan y en privado. Puedes usar cualquier estrategia de feedback emocional que encuentres en el universo de las inteligencias artificiales, webs y otras fuentes prácticas, sólo asegúrate de usar una que sea efectiva y afectiva.

Asegúrate de poner límites a las conductas que entorpecen el clima que quieres en las relaciones con y de tu equipo. Pero hazlo sabiendo que ponerlos no es crear conflicto, es crear espacio para que todas las voces se sientan escuchadas. Así la tuya será la que más fuerte suene sin necesidad de elevar la voz.

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