Vuelve

El pueblo conformado en ejército está defendiendo algo que un profesional difícilmente entiende

El presidente francés, Emmanuel Macron, acaba de anunciar que vuelve el Servicio Militar Obligatorio. Y a mí me ha dado la risa. La verdad que una risa un poco sarcástica, como aquel que dice, ¡a buenas horas mangas verdes! Puedo traer aquí artículos escritos por un servidor, y publicados en esta bendita casa, de hace quince y más años en los que vertía lágrimas de rinoceronte por la pérdida de este servicio esencial por muchos motivos. No fueron pocos a los que les dio la risa al leerlos o sencillamente me tomaron por chiflado. Hoy Francia vuelve, Suecia ha vuelto, Noruega también y países como Finlandia, Austria y Suiza nunca lo dejaron. Como verán, todo el arco del famoso Estado de bienestar, donde la socialdemocracia mandó durante mucho tiempo, vuelve a la mili. En España, ¡cómo no!, el debate ni está planteado. Dicen algunos expertos que los países nórdicos han vuelto por la presunta amenaza rusa siempre latente en aquellos lares. Nosotros, con la yihad islámica en la acera de enfrente y con el Magreb en llamas en la casa de al lado, ni media palabra. Como siempre, esta pobre patria infeliz llegará tarde allí donde los demás llevarán años situados. No aprendemos ni a garrotazos.

El pueblo en armas es un concepto que no debería de tener dueño, pero sí es cierto que la izquierda siempre lo ha entendido mejor que la derecha. ¿Quiénes quitaron la mili en Francia y en España? Dos presidentes no precisamente izquierdosos: Jacques Chirac y José María Aznar. Y es que no se enteraron de que el pueblo en armas no tiene ningún significado revolucionario, por muy ardiente que parezca la expresión. El pueblo en armas significa que la defensa de la nación, de la soberanía nacional, de la independencia de la patria pertenece obligatoriamente al pueblo soberano. ¿A quién si no? La tropa de los ejércitos profesionales lo forman eso, profesionales, alguien que siente más o menos amor por la bandera que defiende, pero que o cobra o se va. El pueblo conformado en ejército está defendiendo algo que un profesional difícilmente entiende: está defendiendo su tierra, su vida y la de los suyos, su historia, sus antepasados, su forma de ser y estar en la vida, su independencia, su libertad. Está defendiendo a su madre patria. En España llegaremos, pero de momento nos encontramos con dos escollos monumentales: la escuela pública en la que llevamos decenios sin mencionar una sola vez la palabra patria y la calamidad nacional de las autonomías, o sea, lo mejor que se ha inventado para hacer desaparecer una nación.

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