Dudo si se trata de un legado o que forma parte de nuestro ADN, pero a los españoles, en general, no sólo les fascina vivir eligiendo entre dicotomías, es que no conoce otra forma de existencia que implantando un "mano a mano", un "cara o cruz" o un "blanco o negro"…

Los gobiernos conservadores, alternándose cívicamente con los gobiernos liberales a lo largo del s. XIX, sólo fue un entrenamiento para alcanzar el culmen de la bifurcación, cuando la población se dividió en "rojos" o "azules". Por mucha transición pacífica que se haya vivido y por muy sólida que se considere la democracia española, esa división entre la izquierda y la derecha es imbatible. Y no, no sólo se trata de ideologías, porque ocurre así en cualquier afiliación: si simpatizas con el Barça, deberás ser enemigo del Madrid y si prefieres la sierra, tienes que rechazar las playas. No existe mayor manifestación de fidelidad que el rechazo al contrario.

Estando viviendo una situación inédita en el planeta, inmersos en una pandemia de la que se desconoce todo, debiendo improvisar medidas preventivas y paliativas que consigan acabar con ese desconocido virus ¿Volveremos a vivir un contexto como éste? Probablemente nunca. Es hora de arrimar el hombro, ¿no? Pues no. No, porque la gestión de la crisis se valora dependiendo del bando en que te sitúes. Ya sabes, si estás con Casado o Abascal, denuncia todo lo que tramite el Gobierno de la nación, sea como sea. El último set se juega entre la economía y la salud. Ya sabes, si eres de derecha, además de liarte en la bandera española, la de todos, debes condenar el establecimiento de fases y desescaladas y criticar tantas medidas de protección.

¿Qué otro acontecimiento debe suceder para que seamos capaces de pensar juntos? ¿Qué argumento puede ser más convincente que los 28.628 fallecidos? Está claro que si la solidaridad, el pensar juntos, el trabajar gobierno y oposición unidos (el caso de Portugal) no se consigue en esta ocasión, no se alcanzará nunca. Ahora resulta que la salud, considerada siempre como lo primero, ha perdido ese puesto porque se lo ha arrebatado la economía. Ahora resulta que lo importante es reactivar el turismo, la hostelería y la producción en general, aunque el precio a pagar sea correr el riesgo de un aumento de contagiados.

Es erróneo considerar que la defensa de la salud, es una cuestión partidista. No tiene bandera, no es roja ni azul. La salud es la llave que conseguirá que avance la economía del país

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