Está comprobado que la temporalidad en el trabajo en España es uno de los excesos en el sector público; tanto es así que a la Unión Europea no le ha temblado el pulso a la hora de exigir una drástica reducción de empleados públicos temporales (sanitarios y docentes, mayormente). Tan firme parece la propuesta, que Bruselas ha llegado a poner como condición a los fondos europeos, el reajuste al que deben someterse los trabajadores de la administración.

La pandemia de 2021 provocó la anulación de la convocatoria de las oposiciones para Maestros ese año; de modo que rápidamente se ha hecho firme la convocatoria de 2022, a fin de poder conseguir esa ansiada plaza que puede cambiarles la vida a los aspirantes; aparentemente, una buena noticia para todos los docentes que carecen de ella. Lo preocupante es que en el anhelado Concurso-Oposición no todos los aspirantes juegan en la misma división: unos muy bien preparados, pero sin experiencia y los otros, muchas veces, es lo único que tienen experiencia. La U.E. denuncia el exceso de temporalidad en España, pero esto no siempre le quita el sueño a ese profesorado que durante años y años no consigue estabilidad y se habitúa a ello, puesto que le permite disponer de un trabajo, aunque no sea continuo.

En la convocatoria del presente año para el Cuerpo de Maestros se cuentan 37.000 aspirantes: unos muy bien formados, pero sin experiencia y para otros la experiencia es lo único que poseen. El "mano a mano" entre ambos grupos está servido, aunque España se empeñe en darle luz verde a los interinos. El objetivo de ambos es conseguir una de las 2.538 plazas que se ofertan, pero los medios son discutibles: si a los méritos reconocidos se le añade experiencia previa, se pueden conseguir así altas puntuaciones ¿Imaginan qué pasaría si no se valorasen los méritos? La experiencia no siempre es un valor.

Por supuesto, cuando lo que se evalúa es el tiempo trabajado, pierde importancia el hecho de estimar la formación. Para la Unión Europea lo que importa es el trabajo fijo; que lo haga bien o mal, lo dejamos para otro envite de Bruselas. Parece que la falta de calidad docente fuese un mal menor.

Estas son las consecuencias de un equivocado y fracasado modo de acceder a esta profesión. Mientras que, en el Reino Unido o en los Países nórdicos, se decide quien conviene una vez conocidas y valoradas sus aptitudes y capacidades, en España se les somete a una prueba escrita, u oral memorizada, y todos contentos.

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