Este año el mes de Febrero, siempre calificado como “loco”, se nos ha presentado con pocas ganas de irse y por eso se nos queda un día más de lo previsto. Estamos en un año Bisiesto.

Hay muchas personas a las que les agrada sopesar la suerte o las desgracias de los años pares o impares, bisiestos o normales, etc. Sobre gustos, ya es conocido, no hay nada escrito. Los doce meses son como una lotería, donde jugamos todos los números y por lo tanto nos caerá una pedrea triste o alegre. Lo importante es que sea de vida.

Siempre he creído que estamos en un mes de transición, en espera de la llegada del inicio de una primavera que nos anime a todos.

Y la animación llega con los ecos y las coplas de esas celebraciones donde lo carnal levanta su bandera de mil colores y las máscaras oculten, muchas veces, lo más sombrío de nuestra manera de ser. La música, a ritmo de samba, ya lo pone en boca de muchos. “¿Carnaval..Carnaval..Carnaval te quiero..!. Pero son querencias que pasan pronto y tras el miércoles de Ceniza, todo sed va en los tentáculos vacios de un entierro donde el choco, característico de esta zona marítima, arde entre el jolgorio de los mas jóvenes y las nostalgia de quienes gozan de esas tradiciones hoy tan distinta de las de épocas anteriores.

En Febrero, el sol calienta más y la sombra busca el perro… En Febrero, cortamos un día en el calendario y trabajamos menos cobrando lo mismo…En febrero el Santo del amor baja del cielo dispuestos a crear situaciones bellas y abrir los corazones a nuevas realidades…

En Huelva, en este mes, inauguraremos nuevas calles, se adelantaran las obras en marcha y crecerán las esperanzas de nuevas ilusiones a la vez que seguiremos soñando con la lejana llegada del Ave, que muchos no veremos y añoraremos la desaparición de nuestra inolvidable Palmera, testigo de tantas cosas onubenses. fruto de un vendaval como pocos existieron y de su años de vida que fueron demasiados.

Un mes que aunque sea bisiesto en los templos ya arderán con devoción los cirios penitenciales de los quinarios y en el Gran Teatro, los magníficos conciertos de la Sinfónica Municipal de Huelva nos deleitarán con su programas, mientras esperamos la reaparición de la Orquesta Colombina Onubense llena de proyectos y que alguien se atreva a montar el Réquiem, de Mozart, para la finalización de la Cuaresma.

Es la Huelva de siempre, donde se van perdiendo las tradiciones, donde tenemos que luchar por la permanencia de los cabezos, donde ir a Sevilla en tren no sea problema de horario en llegar, donde nuestro Recre siga dándonos alegrías y sustos en el correr del balón, pero siempre entusiasmo y pasión por nuestros colores blanquiazules, donde, en suma los políticos del Gobierno central se acuerden de que Huelva existe y puede ofrecer mucho más, si le ayudan y la defienden…

Estamos en el mes ese de febrero loco, tan antiguo y tan querido que nos sirve de puente entre dos estaciones que son nuestros sueños en la vida de un nuevo año.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios