'Emmerder'

Si se añade que se solucionan muchos problemas a base de dinero, el conflicto estará servido

Malos tiempos. Ser testigo, cuando no protagonista, de la enigmática difusión de virus está cambiando la vida de todos. Si cuando más se necesitan los abrazos, no se pueden dar y cuando más se precisa del apoyo de los amigos, se vive incomunicados… la convivencia no "pinta" muy bien; procede entonces hacernos los fuertes y echar mano de paciencia hasta que todo esto pase. Lástima que siempre se proceda así, somos conscientes ¡Cuántas personas que no se sienten comprometidas con las demás! ¡Cuántas que, irresponsablemente, sacian sus intereses lapidando esa necesaria convivencia! Si se añade que se solucionan muchos problemas a base de dinero, el conflicto estará servido.

Djokovic, uno de los tres tenistas más grandes de la historia (y, como consecuencia, el más rico), se ha saltado todas las reglas establecidas posibles: no se vacuna, es negacionista, viaja por diferentes países sin certificado alguno, miente, oculta datos… A pesar de todo ello, se están forzando las normas (y lo que haga falta) para conseguir su participación en el Abierto de Australia: "Poderoso caballero Don Dinero".

El proceso está generando un agrio debate. Ya no se trata de las actuaciones teatrales del tenista y de su familia, que han aprovechado todos los medios propagandísticos conocidos, desde fotos de "familia unida" hasta las performances del padre del tenista con altavoz en mano como si estuviese vendiendo fruta. Tampoco parece que se analice debidamente el cumplimiento o no de la ley, parece que la idea es enmarañar, confundir a sus seguidores y a los que no lo son. El affaire de Djokovic se está convirtiendo en una patética verbena con actuaciones privilegiadas de abogados, juristas, periodistas o políticos, que van opinando, sentenciando y, sobre todo, confundiendo.

Las consecuencias de este embrollo son imprevisibles e incluso los hay que han arremetido contra Macron, el Presidente de Francia, por atreverse a hablar más con el corazón que con la cabeza y, sobre todo, porque la represalias se sirven en bandeja de oro y seguro que disfrutó al utilizar, como respuesta a los negacionistas, el verbo emmerder ("joderse" en castellano) dedicado a los que voluntariamente se han negado a vacunarse. Se confirma que la venganza actúa como una loción perfecta en pequeñas dosis y al criticado presidente francés se le acusa de utilizar más el corazón que la cabeza.

¿Participará Djokovid en el Open de Australia? ¿Retirará Macron su emmerder? Se admiten apuestas.

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