Don G. Marañón, irrepetible

Su trayectoria en el ámbito de la política es, también, como muchos de sus coetáneos, poco valorada

Leía, hace unos días, un magnífico artículo de Van-Halen en un medio de tirada nacional referido a don Gregorio Marañón. Artículo que debería ser de obligada lectura porque, lamentablemente, es una figura histórica del siglo XX cada vez más olvidada por parte de la intelectualidad del momento y bastante desconocida, lo que es casi peor, por las nuevas generaciones de profesionales sanitarios cuando, a mi juicio y por citar un simple ejemplo, su Manual de Etiología Clínica sigue teniendo vigencia.

Sin embargo, su trayectoria en el ámbito de la política es, también, como muchos de sus coetáneos, poco valorada cuando junto con Romanones y Alcalá Zamora es muñidor de la República y junto a Ortega y Gasset, además de Pérez de Ayala, inducen al rey para el exilio y su aceptación del hecho republicano. Pero la pregunta es, ¿por qué, junto a otras figuras del momento, desde Teófilo Hernando -la fotografía de los dos juntos viendo la entrada en París de las tropas alemanas, es todo un paradigma del drama de la condición liberal que ostentaban- a Severo Ochoa, por citar sólo a los médicos, tuvieron que huir al exilio entonces? Estos personajes no eran franquistas, tampoco comunistas, ¿qué pasó, pues?, el famoso: "… no es esto, no es esto…" de Ortega, lo explica. El radicalismo se siente alentado y salen a flote los instintos más primarios del hombre frente a los valores de la racionalidad, la lógica y la convivencia con evidencia, lección para explicar y aplicar hoy, que con el revanchismo -de cualquier signo que sea- nunca se alcanzan la paz y la estabilidad, motivo por el que tanto él como gentes de la categoría de Madariaga, Pío Baroja, Chaves Nogales… repudian la tragedia fratricida, pero, aun así, no son entendidos por ninguna de las partes.

Intuyeron las intenciones, que se hacen tangibles en los discursos de Largo Caballero que, como es sabido, no pudo contrarrestar Besteiro, para acabar abduciendo, en cierta medida, la tibieza de Prieto. Es, pues, quizás una visión ligera de aquellos momentos de tantísima incertidumbre de resultados dramáticos por la difícil coexistencia con la radicalización social, los odios interpersonales y las mentiras constantes.

Por ello, una de sus mayores aportaciones, el "ensayo biológico" elemento revelador de las debilidades humanas y su conexión con datos "patobiográficos", desde el Tenorio hasta el conde-duque de Olivares, lo convierten en una figura irrepetible a reivindicar para entendernos mejor y repetir errores históricos.

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