Cuando me dispongo a escribir este texto me entero de una explosión, posible atentado, en el entorno del aeropuerto de Kabul y que se relaciona con elementos ajenos al talibanismo, protagonizado por alguna línea terrorista vinculada a los liberados de las cárceles una vez tomada la capital afgana por los talibanes.

Cierto es, que no tendría mucha lógica ninguna acción por parte de estos antes del día 31, fecha negociada con los aliados occidentales para su salida definitiva. Sin embargo, a pesar de ser sus "liberadores", conocida es la enemistad entre las diversas etnias y organizaciones pretendientes a controlar el territorio. Por supuesto que, en este momento, hay un claro empeño mediático en no cuestionar la estrategia de moderación vendida por el talibanismo en sus comparecencias.

Dicho esto, y visto lo visto, no queda más remedio que, una vez más, admiramos del papel jugado por nuestras FFAA, máxime cuando en el mes de mayo, se dio por terminada nuestra presencia en la misión comprometida en Afganistán. Esto, si merecería una explicación parlamentaria del Presidente Sánchez, inexplicablemente negada, cuando la operación de rescate está saliendo bien y sería una de esas oportunidades de lucimiento que tanto gustan al Presidente - por cierto, que cuando solo era Sánchez, según Carmen Calvo, sobraba el Ministerio de Defensa, quizás a día de hoy, el mayor referente de la Marca España - pero está claro, que en la "era post redondista" van cambiando las estrategias de presencialidad y lo mismo se reúne con el voluble Presidente ceutí que después de año y medio, visita una Residencia en el menos hostil de los territorios posibles, tal cual es Extremadura, les vende el AVE y, al resto, el nuevo Proyecto de Ley de Pensiones. Hablaba del Ejército intentando salvar vidas sentenciadas ante la pusilanimidad de Biden y la comodidad europea, en lo político, junto a la hipocresía de señora Von Leyden echándonos flores, pero sin tener un mínimo plan de acogida por la UE, no de un posible flujo migratorio sino de quienes fueron colaboradores y señalados por los talibanes como reos de muerte, pretendiendo vender como un éxito lo que es una derrota y dejando en el desamparo a quienes ayudaron. Todo ello, es una demostración más de incompetencia, pues no resulta concebible como no se evacuaron antes a los civiles y funcionarios y luego los Ejércitos. Por cierto, vaya lección del Embajador, ya cesante, y la Secretaria permaneciendo en sus puestos. La verdad es que toda la situación hace protagonista, una vez más, a Churchill, vaya diferencia de categoría política, cuando le dijo a Chamberlain en su pacto con Hitler algo que extrapolado a hoy con el mundo talibán: "pudimos elegir entre deshonra y terrorismo. Elegimos la deshonra y también tendremos terrorismo". Todo demasiado complicado para políticos tan mediocres. Con ellos, el caos.

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