Paseando por la Calle Ancha de Punta Umbría he notado un gran vacío. Algo faltaba, notaba la ausencia de un local que durante muchas décadas había alegrado y ennoblecido el lugar. La Librería “La Parada” había cerrado finalmente sus puertas al público.

El establecimiento de Juan González era mucho más que una librería. Para mí fue siempre un punto de cita donde los nuevos libros que iban apareciendo, en el mercado literario, nos unía a un grupo de amigos que allí charlábamos de temas culturales. En la época de apertura del curso escolar, “La Parada” se alegraba con la presencia de la juventud en busca de sus nuevos libros para comenzar la tarea de cada año. En su escaparate, siempre muy bien cuidado, las novedades literarias se exponían como una llamada a los futuros lectores. El revistero, junto a la puerta, nos mostraba en infinitos colores las portadas, brillantes en el couché, de mil publicaciones que atraían la vista. Todo eso ya no está. Al final del pasado verano, Juan me anunció su decisión, que no hace mucho me volvió a recordar. Y en esta primavera que Dios nos da, la librería dijo adiós a tantos amigos.

Cuando una Librería se cierra, como también ha ocurrido en la capital con “La Dama culta”, se apaga una vela a la cultura de un pueblo, porque ellas son como ese sagrario donde se conserva el espíritu del saber. Lo mismo que nunca un árbol debería ser cortado, una Librería nunca debería morir.

“La Parada”, en Punta Umbría, era nuestro faro que nos atraía con su luz, en busca de esos libros que siempre fueron los mejores compañeros en nuestras ansias de aprender. Un negocio que ata, que te hace esclavo cada día, y que nunca revierte en esas ganancias que desearíamos.

He sentido con tristeza el cierre de la librería que era como un altar en la Calle Ancha. Muchos años en que Juan y su familia la mantuvieron con tenzón y esfuerzo. Y cuando llegaba Abril y la Feria del Libro era un exponente en la capital, en Huelva, allí estaba en ella la Librería representativa de Punta Umbría en su decanato de antigüedad Particularmente su recuerdo quedará unido entrañablemente a mis ilusiones literarias, porque fue allí donde se difundió mi primer libro sobre Punta Umbría (”Punta Umbría sol y mar”) y los seis títulos siguientes que sobre nuestro bello pueblo marinero escribí. La amistad y el trato que Juan González nos deparaba era el auténtico ancla que nos ató siempre a este lugar.

Hoy, sin “La Parada”, para muchos, la calle Ancha se queda estrecha en la falta de algo que fue consustancial con el desarrollo de la cultura en Punta Umbría.

Juan, gracias, has hecho una gran labor en favor de tu pueblo y de todos nosotros. Estoy seguro de que siempre en la brisa veraniega de nuestra playa, “La Parada” será como una concha varada en nuestro agradecimiento a un establecimiento que fue orgullo de todos.

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