Javier Rodríguez

Coop57 y compañía

La otra orilla

16 de junio 2024 - 00:45

Hay cosas que nos cuestan mucho trabajo cambiar: nos habituamos a comprar nuestro avituallamiento y nuestra vestimenta en las mismas tiendas, vamos a la misma peluquería toda la vida -bueno, vais quienes tenéis pelo-, al mismo taller, usamos el mismo sistema operativo en nuestros ordenadores aunque nos ofrezcan una alternativa mucho más eficaz y económica y nuestro “banco de toda la vida” seguirá siéndolo por mucho que nos indignemos contra él por todo “lo que nos roba, estafa…” y “la pandilla de golfos y maleantes que tienen al frente”, por los sucios negocios y manejos que tiene con la industria de la guerra, las empresas más contaminantes o, incluso la trata de personas o el narcotráfico.

En demasiadas ocasiones esta resistencia al cambio es simple resignación, no creemos que el cambio vaya a mejorar nada, surge un “todos son iguales” en nuestra mente que nos disuade del cambio. En otras ocasiones se trata de pura pereza: tramitar el cambio, incorporar nuevas rutinas, habituarse a otros nombres, otros procesos… se nos hace demasiado pesado. Puede que incluso se trate de miedo: “con las cosas de comer no se juega”, “¿sabrán este taller de coches?”, “¿me pelarán en esta peluquería como a mi me gusta?”.

En el caso de la banca nos ocurre todo eso, de entrada no creemos que haya entidad financiera que nos saque de esa indignación que hemos dicho porque, pensamos, “todas son iguales”, si la encontrásemos aparecería la pereza: abrir la cuenta, cambiar las domiciliaciones, habituarse a una nueva plataforma de banca on line… se nos haría demasiado cuesta arriba. Pero si superásemos la pereza aparecería el miedo, las cosas de los dineros son muy delicadas.

Sin embargo yo les aconsejaría que hicieran el proceso, de entrada porque existen entidades como Fiare Banca Ética, Coop57, Oikocredit o Fonredes donde se puede depositar el ahorro, disponer de una cuenta corriente o una tarjeta de crédito con las que realizar todas las operaciones que hacemos con nuestro banco habitual, pero con la garantía de que nuestro dinero no se va a invertir en armas, en explotación de personas o en deterioro del Medio Ambiente y sí en proyectos sociales o ambientales que redundan en beneficio de la mayoría. Ayer, precisamente, se celebró la asamblea de Coop57 en Huelva y pudimos comprobar de primera mano que es así y que ni es tan difícil hacer el cambio ni, por supuesto, tan peligroso.

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