Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
El Parlamento andaluz era la “excepción ibérica”. Sus señorías debatían, confrontaban, a veces alzaban la voz, se reían y aplaudían (nunca como focas, por cierto), pero no se faltaban al respeto. El ambiente político autonómico era una suerte de bálsamo pra los ciudadanos y no porque los diferentes grupos no defendieran con ardor y entusiasmo sus propuestas. Ahora parece que todo se ha roto; la prodredumbre que rodea al Congreso y los escándalos de corrupción se contagian. Es el momento de retratarse.
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