Caramelos envenenados

El Ministerio de Agricultura, como el rey Baltasar, no enseña su cara sino que la oculta con pintura negra

No todas las despedidas son igual de sentidas ni todos los adioses conllevan esperanzas ni todo lo que se queda atrás forma parte de un capítulo cerrado. El 2016 no abandonó Huelva del todo porque le dejó deberes puestos con forma de grandes desafíos. El nuevo año dio el primer paso en la ciudad con responsabilidad pero sin titubeos, a sabiendas que llevar la corona de la Capitalidad Gastronómica no es una meta conseguida sino un punto de arranque. El 2017 se ha hecho con el reto del 525 Aniversario del Encuentro entre dos Mundos, que lleva una agenda llena de actividades y eventos y la ha hecho suya asumiendo el trabajo con grandes dosis de entusiasmo.

Nos encontramos ante un nuevo año ilusionante. Los Reyes Magos han traído regalos, algunos de los cuales llevaban los onubenses años pidiéndolos. Nos hemos debido portar muy bien en el año que se fue, sin duda. La Junta de Andalucía apuesta por el trabajo autónomo invirtiendo en el mismo tres millones de euros, además de los casi 50 que destina al sector acuícola, mientras que el Gobierno central concede 30 millones para iniciativas industriales. Por otra parte, tanto el Ayuntamiento de la capital como la Diputación ponen en marcha sendos planes de empleo. Se congela el IBI, en agricultura continúa el aumento de exportaciones no sólo en frutos rojos, sino en aceite de oliva y con relación a la salud, se reduce la dependencia de Sevilla instalándose en Huelva una UCI pediátrica que evitará desplazamientos ¿Es o no un buen comienzo de año?

El único freno a nuestro júbilo es que, pasada la efervescencia del Día de Reyes y analizando las dádivas ya sin resaca, puede observarse cómo algunos de los obsequios vienen envueltos en un papel de colores excesivamente llamativo y sospechosamente frágil. Así, el Ministerio de Agricultura, como el rey Baltasar que no enseña su cara sino que la oculta con una capa de pintura negra, le trae a Gas Natural una subvención de 6,3 millones de euros para el proyecto de almacenamiento de gas en Doñana. Parece que Baltasar no se ha enterado de las numerosas manifestaciones en contra del mismo. En qué mundo vivirá este rey que tampoco debe conocer las miles de firmas oponiéndose al proyecto. Y qué torpes nos considera ya que su respuesta es que "no se trata de una subvención sino de una retribución" (que no es lo mismo, por lo visto). Ojo onubenses. Se reparten caramelos envenenados y, según parece, hasta los mismísimos Reyes los dosifican.

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