El actual estilo de vida parece haber superado la fase de supervivencia y ahora presiona al personal hacia la voraz competencia. Lucha, cuerpo a cuerpo, para ver quién gana en la entrevista personal, en las oposiciones, en los objetivos conseguidos… Así, no solamente es inevitable que se escape un codazo o una zancadilla, sino que ya hasta se justifican. Se ha convertido en habitual utilizar como arma para alcanzar metas, simular aptitudes que no se poseen o tapar debilidades que impedirían alcanzarlas. Tal es la frecuencia con la que se practican ambos deportes que ya sorprende que queden personas que no los ejerciten y la capacidad para fingir adquiere la categoría de mérito.

Tanto el simulatio como el dissimulatio son valores que cotizan al alza. Debe ser que engañar está de moda. Porque engaña quien se atribuye ideas o acciones que no son suyas realmente (simula), pero engaña también quien oculta lo que realmente piensa (disimula). Unificando ambas tendencias, sin dar primacías y unificando términos, está el camuflaje; es decir, el ensamblaje perfecto entre la simulación y el disimulo, un dos por uno. Baste un fugaz repaso a la actualidad:

Las asociaciones de libreros se quejan, justificadamente, del 10% de disminución en las ventas de libros de texto. Sorprendentemente, culpan al mismísimo sistema educativo (disimulan), aparentando un supuesto y profundo conocimiento sobre el mismo, que ni los profesionales de la educación (simulan). Camuflaje, porque ocultan la verdadera razón del enojo (ganan menos) y muestran un dudoso interés por la política educativa.

Por su parte, hay docentes que aplauden fervorosamente la medida de gratuidad de libros de texto en la educación obligatoria por parte del Gobierno andaluz, con lo que se camufla lo que puede ser la verdadera razón: facilitarles el trabajo de proponer y adaptar actividades para su alumnado.

El profesorado de Secundaria que no ha superado las oposiciones denuncia a los responsables políticos del escaso número de aprobados, camuflando así las razones de no conseguirlas ellos.

En otro nivel, Sánchez e Iglesias han acordado la reforma del sistema educativo simulando interés por su mejora y ocultando, con escaso disimulo, que lo que buscan son votos.

En fin… que tal como está el patio, ¿Cabría pensar en sustituir la Educación para la ciudadanía del PSOE o la Educación cívica de Wert por una asignatura más actual y práctica? Algo así como Teoría y práctica del camuflaje.

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