Con cierta inquietud y, desde luego, con bastante nostalgia comienzo a sentir como el país ha emprendido un camino, naturalmente a mi juicio, erróneo, en relación a lo vivido en los últimos 40 años desde el punto de vista de la convivencia democrática. Así lo siento al observar las imágenes, las actitudes, las manifestaciones, los hechos… de determinados políticos con capacidades de poder más o menos directos pero con indudable peso en la toma de decisiones de los dirigentes que deben su situación de mando al apoyo recibido desde unas fuerzas políticas cuyos objetivos, no ocultados ni negados, son terminar con el sistema establecido y/o conseguir la independencia territorial ante quienes el Gobierno cede aunque para ello deba cambiar continuamente sus posiciones, decisiones, discurso… carácter constitucionalista, faltando reiteradamente a la verdad y maniobrando, para hacerse con una especie de rodillo poderoso que ignore a la oposición a nivel institucional. No hace falta, pues, recordar de nuevo a Montesquieu, baste comprobar como se ha modificado el plan de trabajo habitual del Congreso que deja bajo mínimos las posibilidades de controlar al Gobierno, así como a la función legislativa.

De este totum revolutum de intereses particulares, de liderazgo ¿democrático? Impostado por cercanía al caudillismo, de antisistema y separatistas, se deriva una tendencia venezuelizadora - permítanme el término- en la que todos los males son producidos por los que llaman poderosos y la oposición, mientras ellos son los buenos y paradigma del ejercicio de la "democracia popular". Definición, ésta, de matices totalitarios pues la democracia no tiene apellidos. En el recuerdo quedan la Alemania del Este prototipo de libertad, y con más vigencia actual el castrismo o el modelo bolivariano.

Lo digo con la pena que genera la evidencia de ruptura de la convivencia política y la prepotencia, se es roca o goma, según convenga. Roca Montero, ante las ¿amenazas? de quienes reivindican lo mismo y, quizás menos, que cuando ella era consejera y no ministra, o gomaÁbalos para estirar o encoger el argumentario trolero de sus nefastas actuaciones. Cuando no, al ver como se niega una comisión de investigación sobre "explotación" de menores tutelados por una comunidad autónoma. Como tragarnos a ese sindicalista tildando de carcas y terratenientes a los agricultores por reivindicar lo justo, con la autoridad que le da el conocimiento del "marisco" sin haber dado golpe en su vida…

Colofón: el jefe del gabinete de Presidencia, inclina la cérvix ante Torra.

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