Resulta, vamos a decir, chocante escuchar llamamientos de unidad, diálogo, consenso, solidaridad y todo lo que quieran ustedes, desde un Gobierno que si se caracteriza por algo es, precisamente, por no cumplir aquello que preconiza siempre en comparecencias públicas y con el adorno propagandístico pertinente.

¿Creen, queridos lectores, que en Huelva tenemos motivos para sentirnos satisfechos con esos discursos continuos sobre la preocupación política por el bienestar de los ciudadanos? No voy a reiterar la cantidad de asignaturas pendientes que tenemos los onubenses y a las que se pueden añadir las que nos afectan como andaluces, con lo que las apelaciones a la solidaridad quedan y caen en el vacío trayendo, en consecuencia, un descrédito rotundo de las actuaciones gubernamentales y la correspondiente pérdida de la calidad democrática.

Comprenderán, pues, el escepticismo ante el discurso oficialista donde solo se entienden sus peticiones como adhesiones inquebrantables por encima del consenso necesario. Y es que cuando el ejercicio cotidiano es la promulgación y posterior "convalidación" de Reales Decretos Leyes que terminan, por su uso en utilizarse tal cual fueran leyes de facto. Si, a ello, unimos las casi 800 comparecencias, solicitadas en las diversas Comisiones Parlamentarias, de Ministros, Autoridades… resulta evidente que el bloque de las mismas hace que el control gubernamental quede obviado e impida los fundamentos que inspiran las Instituciones democráticas y perjudican la calidad funcional de las mismas.

Y habrá que preguntarse, por fin, si los socios de la moción de censura, con el PNV como líder destacado en deslealtades, son masoquistas políticos, pues se quejan de las mismas cuestiones que la Oposición: al decreto sobre el ahorro energético le llaman "ómnibus" por la mezcla de conceptos diferenciados; nadie nos pregunta; no hay diálogo ni consenso; ¿cuánto, en que partidas vamos a ahorrar?; ¿por ´que ese calendario? y ¿qué pretenden para el otoño?... y uno se pregunta: ¿por ´que solo reproches al PP, por su negativa? Pues muy simple, los otros, aceptan contrapartidas en un juego de chantaje bidireccional en el que ninguna de las partes revela los costes de las cesiones y percepciones, con lo cual negamos el uso de la transparencia y rebajamos la calidad democrática del sistema.

Ya, para colmo, tenemos que oír -después del "cursillo anti-Feijóo - recibido en el Consejo de Ministros, a la incompetente, sí lo mismo de lo que acusan a líder de la Oposición, ministra de Economía, hablar de crispadores justo a quien, especialmente, las ministras califican de: vago de conocimientos; no dar talla de líder nacional; obstruccionista; sectario y egoísta; ignorante; …todo muy edificante por parte de los sensatos y responsables que nos gobiernan.

Resumen: estilo, categoría política y calidad democrática, bajo mínimos, como los termostatos.

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