Bla, bla, bla…

Le invita a participar al mismo tiempo que se insulta al invitado y se le señala como desleal

La expresión del título es la que solemos utilizar para explicar la futilidad, la falta de contenidos, la excesiva duración, la pobreza argumental, la ausencia de concreción, la imposible detección de propuestas, conclusiones, objetivos… todo lo que ustedes quieran añadir, sin olvidar las medias verdades, eufemismos, metáforas o especulaciones que se suelen utilizar por parte del orador cuyo objetivo no es enseñar, informar y mucho menos revelar al verdad sobre la cuestión a la que se está refiriendo sino hacer propaganda que beneficie su enfoque de la situación y, en consecuencia, le genere réditos positivos entre la audiencia sobre la valoración personal y la toma de decisiones del protagonista, sin entrar a profundizar en los auténticos resultados y consecuencias relacionadas con la gestión del tema sobre el que se está tratando.

Gráficamente, todo lo dicho, lo expresamos cuando alguien nos pregunta sobre lo expuesto, con un "bla, bla, bla…".

Pues bien, de esto parece tratarse en esta crisis. Mucha cuota, gubernamental, de pantalla televisiva, mucha rotación de personas, para dar sensación de cohesión… consignas del "experto electoral" que está dirigiendo las estrategias de comunicación. Un buen asesor demoscópico, no puede ser quien dicte qué hacer en la decisión de gobierno en una crisis como la actual.

Pongamos algún ejemplo. ¿Cómo se puede proponer un pacto global, sin plan de trabajo, fechas y objetivos concretos y con claro mensaje autoritario? Le invita a participar al mismo tiempo que se insulta al invitado y se le señala como desleal antes de saber su respuesta cuando, además, es el último en tener oficialidad de la invitación. ¿Cómo se puede confiar en pactar con quien no hace el más mínimo ejercicio autocrítico, se imbuye del caudillismo con el que dirige a "su partido" -qué pena de PSOE- desde ahí, hasta la incapacidad demostrada de mantener unida la gestión del Consejo de Ministros?

Por último, en estos momentos, las certezas han de imponerse a la propaganda y la propuesta pactista, resulta tan escasamente documentada y tan sibilinamente planteada, sobre la base, habitual en el personaje, de ceder a su propuesta o el oponente "no arrima el hombro". Decía sibilino porque el referente histórico fue un movimiento de construcción del modelo democrático que hemos disfrutado. Ahora, todo apunta a lo contrario, renunciar y romper con lo conseguido, ideologizando una crisis sanitaria. Por mucho bla, bla, bla… que se haga, no cuela.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios