Finalizadas las vacaciones escolares, los niños de Infantil y Primaria se incorporaron a sus respectivas aulas el pasado martes 10, para alivio de numerosas familias (ya se sabe que esto no es Europa y los colegios hacen también de guarderías y ludotecas). Una nota característica de este primer día de colegio es que no se observa en los niños esa ilusión habitual y propia de la mayoría de los principios de curso. Parece que la escuela ya no les entretiene como hace unos años, ni tampoco está preparada para ello, ni tiene medios para organizar expectativas ilusionantes para el alumnado.

Cabe la esperanza de que cambie la tendencia con las novedades que están anunciadas para el presente curso. A saber, primer cambio: el alumnado estrena libros nuevos en todos los cursos (con buena intención y mediocres resultados). La medida ha reportado a las editoriales casi diez millones de euros por parte de la Junta de Andalucía, porque "ya que son gratis", pues pidamos libros para todo. Bueno, falta pero ya se está preparando, un Manual de juegos para el recreo.

Segundo cambio: por resolución del Tribunal Supremo y del Tribunal de Justicia en Andalucía, se aumentan las horas en Lengua, Matemáticas e Inglés, las tres materias que se consideran fundamentales en una educación básica. El problema surge al plantearse qué materias pagarán este aumento, porque si una asignatura gana tiempo, otra debe perderlo. Por supuesto que muchos mirarán para otro lado al saber que las Ciencias y la Educación Artística dispondrán de menos horas. No seré yo. Creo que el arte y la sensibilidad deben atenderse y la Plástica o la Música, en este sentido, constituyen un potente medio para ello. Por otra parte, más decepcionante incluso es comprobar que las novedades no lo son tanto. Incluir la Oratoria en Lengua significa cambiarle el nombre a lo que hasta ahora se ha llamado "expresión oral" y citar como primicia que se trabaje "la resolución de problemas" en Matemáticas, parece una broma.

Acaba de publicarse el informe de la OCDE que señala que el alumnado de Secundaria en España tiene 130 horas más de clase que los países europeos y 246 más que los finlandeses, mientras que los resultados son peores. Los países europeos sí saben que más es menos. Que no es un problema de cantidad, sino de calidad. Que más tiempo en la escuela no se traduce en una mejor escuela. Que no, que no es una cuestión de cuánto sino de cómo se enseñe. Que más que cambios, hace falta trabajar con sensatez.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios