Nada tiene que ver el posicionamiento personal de cada ciudadano en el asunto de la concesión de la amnistía a los presos del procés con su ideología de izquierdas o de derechas. Pedro Sánchez, líder socialista pero también presidente del Gobierno, tiene que pagar su factura personal para mantenerse en el poder, y para ello está presionando, como si de una cuestión ideológica del partido se tratase, otorgando el carnet de buen socialista solo a los que no le llevan la contraria en este asunto.

Pero lo cierto, es que es totalmente compatible ser un socialista coherente con tu ideología y estar en contra de la concesión de los indultos, de hecho, se lo están poniendo muy difícil a los socialistas en Andalucía, Extremadura o ambas Castillas, para entender este empecinamiento sin contrapartidas. Eso de perdonar de manera gratuita, cuando no solo no se muestran síntomas de arrepentimiento, sino que además se amenaza con reiterar la conducta delictiva en el futuro, es muy difícil de aceptar. Los defensores de esta actuación llegan a límites tan cuestionables, como sugerir que no son magnánimos o que son rencorosos lo que no apoyen la iniciativa, con el argumento de que es la única postura legal para desbloquear el problema, lo que además de no ser cierto consigue irritar a personas de las más variada ideología, tanto de izquierdas, como de derechas hasta apolíticos. Las leyes están para cumplirse y los que no las cumplan deben ser juzgados y corregidos en su comportamiento y salvo cuestiones humanitarias o de injusticias manifiestas, que es para lo que existen los indultos, se deben cumplir las condenas. Este indulto, lo que está trasladando a la sociedad es precisamente el mensaje de que no todos somos iguales ante la ley, es decir si eres político te serán perdonados tus pecados por el dios de turno que tenga la oportunidad de gobernar con la mayoría necesaria, y esta no es la filosofía de la separación de poderes. Según Sánchez, la amnistía o el indulto son las únicas soluciones posibles para desbloquear un conflicto que ha generado una minoría de los españoles, por sentirse perjudicados económicamente perteneciendo a España, y no querer participar de un supuesto régimen de redistribución territorial, que en realidad desde que pertenecemos a la unión europea, está sustentado en fondos comunitarios y no como falsamente quieren hacernos creer por el dinero de los catalanes en particular. Pero lo peor de esta amnistía es que nada impediría a cualquier otra comunidad autónoma, iniciar en sus parlamentos exactamente el mismo proceso que el seguido por la Generalitat, y así promover las repúblicas independientes del País Vasco, Galicia o Valencia, el tratamiento que se le deberá dar por parte del Gobierno, cuando actuase la justicia, no podría ser distinto al concedido a los políticos catalanes, con el riesgo de crear un conflicto aún mayor. La solución en realidad es más fácil que todo esto, si la ley no es justa que el poder legislativo inicie los trámites para cambiarla con todas las garantías, pero si no es así, solo queda dejar actuar al poder judicial y respetar sus decisiones, caiga quien caiga, en esto consiste la democracia, lo demás es la anarquía.

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