Cuando un gobierno sabe que lo que pretende hacer no tiene un objetivo transparente, lo primero de lo que se preocupa es de ponerle un nombre rimbombante, que desvíe la atención hacia otro concepto más digerible para la ciudadanía de a pie. Con esto lo que trata de evitar es que la prensa o los mismos ciudadanos, sean los que le pongan el auténtico nombre a lo que se quiere perpetrar.

Así con el ambiguo concepto de que somos un país multinivel, Pedro Sánchez pretende hacernos digerir el trato preferencial y diferenciado que les concede a las autonomías gobernadas por sus socios independentistas, como algo normal y conveniente para España.

En la Unión Europea, se viene trabajando desde su constitución para luchar contra la Europa de las desigualdades, y ahora España rompe localmente con este criterio simplemente aduciendo que aquí existen varios niveles de comunidades autónomas cuando en realidad lo que pretende es dar mejor trato a las autonomías más problemáticas para evitar así zancadillas al proyecto de su gobierno de España, comprando así tiempo de mandato, aún a costa de agravios difíciles de entender, y que afectan a comunidades autónomas que no son llave de gobierno.

El problema de iniciar un camino que no se sabe a donde lleva, es que uno nunca sabe si ha llegado a su destino, si le queda mucho, o si a la vuelta de la esquina termina todo como el rosario de la aurora. La España multinivel es la España de los desequilibrios norte y sur de toda la vida, es una España en la que ya en tiempos de Franco, se premiaba con inversiones públicas millonarias en infraestructuras al País Vasco y Cataluña a costa de sacrificios en el sur, donde la opción era emigrar como mano de obra para sacar adelante estas inversiones, para mayor gloria de las provincias del norte y su apaciguamiento.

Los andaluces llevamos marcado como una condena la letra de nuestro himno, ¡Andaluces levantaos pedid tierra y libertad!, nuestra condena consiste es que ese carácter rebelde queda solo en la letra del himno, por lo demás aceptamos con docilidad lo que nos venga por el bien de España, lo que estaría muy bien si las otras comunidades autónomas actuaran de la misma manera, pero la experiencia parece indicar que es mucho más rentable ser un socio traicionero que reclama lo que le corresponde por derecho y lo que no, que incumple las leyes y exige indultos, que roba a sus ciudadanos pero si es por la causa independentista se obtiene el perdón, mientras que para España se alegran del cuanto peor, mejor.

Esto ya cansa, es una detrás de otra, siempre con los mismos actores, lo cierto es que no podemos decir si todo esto es para bien o para mal porque en realidad no sabemos hacia dónde vamos, ni el país que se pretende construir. Empezamos con la España de las autonomías que parecía la solución para la consolidación de la democracia, seguimos con las reclamaciones de deudas históricas, después la España federal, y ahora la España multinivel, ¿que será lo siguiente?.

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