Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
El pasado viernes se cumplían 25 años de la muerte de Carlos Cano, un poeta, un autor de coplas y un “rebelde” como él mismo se definía. Más allá del reconocimiento a un artista que ha acompañado a generaciones de andaluces en sus fiestas, en la de sus pueblos y en las celebraciones más íntimas, Carlos Cano ha sido la voz y la expresión de cómo se vivía la Transición en Andalucía. Los andaluces han expresado siempre sus sentimientos más profundos a través de la música, una manera de entender la vida que sigue igual de vigente por más que las modas vayan cambiando y las marcas comerciales invadan también los cantes.
Ya hemos aprendido que los españoles tenemos un déficit de información sobre cómo se vivió la Transición y cómo era la España de entonces. Los escolares nunca llegan a este tema, el último del libro. Y así nos va, con muchos jóvenes poniendo en cuestión los consensos de entonces sin tener ni pajolera idea del sacrificio, del ejemplo de convivencia y tolerancia de la que entonces hicieron gala los españolitos y de la que deberíamos sentirnos orgullosos por los siglos de los siglos. En Andalucía nos ha pasado igual y mira que los libros de Conocimiento del Medio nos cuentan la historia de Andalucía, un avance respecto a generaciones anteriores que aprendían la historia de su tierra dependiendo de la sensibilidad de la dirección del colegio al que asistían.
Y aquí es donde encaja Carlos Cano. Al margen de su aterciopelada voz y de su estilo inconfundible, cantó no sólo a los “currelantes” (en una letra desconocida para casi la mayoría de los andaluces de menos de 40 años) sino también a artistas revolucionarios como Ocaña, dando visibilidad a un colectivo ninguneado cuando no vejado, cuando no existían esas palabras, ni visibilidad, ni colectivo. Un sentimiento perfectamente anclado a la tierra en el más puro sentido andaluz. Su Tango a las madres locas, esas mujeres argentinas de la Plaza de Mayo, refleja la vocación universal, “por España y la Humanidad”, que lo hace tan granadino.
Este próximo año habrá elecciones andaluzas y todavía desconocemos si quedarán tapadas por la convocatoria de las generales. Pero vuelve a ser el momento de mirar hacia adentro, de conocer el pasado y de no permitir que nadie tome las riendas de nuestro futuro.
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