España ha tenido la desdicha de que numerosos ministros de educación desde la dictadura (1939-1975) hasta nuestros días, han impuesto leyes y planes educativos que con el tiempo han ido aligerando el contenido de los conocimientos, rebajando el nivel de esfuerzo formativo, depurando el valor de las disciplinas y reduciendo el estimulo de educadores y educados. En los últimos tiempos el número de fracasos escolares, de repetidores y de alumnos que, suspendidos pasan de curso (toda una aberración) es realmente escandaloso. Y en esto llega una ministra, una especie de ninfa egeria del relajo estudiantil, y, mediante su correspondiente nueva ley - ¡no faltaba más! - cumple esa norma de la izquierda que nos igualó en pobreza mediante la economía y reduce a todos a la ignorancia y desmemoria en educación.

Por si fuera poco el gobierno actual pretende impulsar al máximo la asignatura sobre "valores cívicos y éticos", incluida en la ley y que nos devuelve a la llamada "Educación para la ciudadanía", que, a su manera es la vuelta a la franquista "Formación del espíritu nacional", que viene a proponer una educación maniatada, instrumentalizada, manipulada. Una visión en la línea que constituye hoy el gobierno sociocomunista y su ideología, que incluye incluso la interpretación de la historia. Con estas bases se instruirá a los menores en "el análisis del proceso de construcción de la democracia en España". Es decir aquí no habrá más historia que la que te cuente el gobierno. La desmemoria histórica como "saber básico". Fundamentalismo, pensamiento único, adoctrinamiento en suma. De todos es sabido que un gobierno en un país democrático no puede obligar a pensar y decidir como a ese gobierno le convenga.

Esto que echa por tierra la labor de siglos de investigadores e historiadores y del propio testimonio fidedigno de los hechos, se integra en ese afán de gobiernos como el que nos preside de adoctrinar a las nuevas generaciones en ideas que alcanzan una peculiar patología como es, por ejemplo, que las Matemáticas tengan un sentido "socioemocional" para fomentar al bienestar del alumnado desde una perspectiva de género. Es decir servirse de una ciencia exacta para inocular sus intenciones colectivistas y acabar con los suspensos porque "rebajan la autoestima del alumno".

En esa obsesión por el adoctrinamiento y el interés político por mantenerse en el poder el gobierno está llegando a concesiones inadmisibles que niegan la entidad del país como tal. Alfonso Guerra, tras declarar que la alianza de gobierno no es natural, lo califica de absurdo en función de los acuerdos con los nacionalistas catalanes sobre la utilización de la lengua española cuando el "español se va a tratar como una lengua extranjera en España" y añade que "es un absurdo tan tremendo que si la sociedad española lo acepta sin reaccionar es una sociedad en decadencia…. Una sociedad que no va hacia adelante, va hacia atrás". Todo nos lleva a la regresión,

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