Víctor Romero/ artista urbano

“Durante el confinamiento tuve mucho tiempo para proyectar obras”

  • En sus trabajos Konestilo intenta que, aparte de crítica social, transmitan algún tipo de sentimiento. Pide al Ayuntamiento de Huelva que dé facilidades a los autores de esta disciplina

Víctor Romero ante una de sus obras protagonizadas por un colorido gato.

Víctor Romero ante una de sus obras protagonizadas por un colorido gato. / Josué Correa (Huelva)

Poco a poco las obras de Víctor Romero, conocido artísticamente como Konestilo, se van extendiendo por las calles de Huelva. Una de ellas, la de la mascarilla, realizada en un muro de la plaza de la Soledad, ha tenido una gran repercusión mediática y social. Romero estudió Bachillerato en la Escuela de Arte León Ortega porque quería hacer Decoración de Interiores, a lo que también se dedica aparte de al arte urbano, disciplina artística en la que es autodidacta.

–Cómo llega al mundo del arte urbano?

–Desde muy pequeño siempre me ha gustado mucho pintar. Mi madre me daba cajas de cartón y pintaba con pinceles. En 2005 un amigo me enseñó unos botes de spray y empecé a probar en la calle, en un callejón y en solares, y en 2007 comencé a dedicarme a ello profesionalmente.

–¿Qué destacaría de esta disciplina artística?

–Yo me quedo con todo, es complejo todo, el proceso antes de realizar una obra es superimportante, creo que es incluso más importante que realizar la obra en sí. El proceso creativo, de la idea, de llevarla al papel o a la tableta, ese contexto último antes de pasarlo al muro es superimportante. Después, también es importante que el mensaje lo capte el público. Hay veces que tienes una idea preconcebida, un mensaje pensado, y cuando lo pintas y la gente lo ve te saca cosas que tú ni habías pensado de esa obra, eso es bonito.

También es muy bonito ver envejecer la obra. Hay gente que me dice: ‘qué pena, se te está cayendo este mural, está muy deteriorado’, y yo no lo veo así, el arte urbano es algo efímero y creo que es bonito que envejezca con la ciudad, que vaya perdiendo color, que caiga si la pared se cae... forma parte de la ciudad y eso es bonito.

–¿Cuándo realizó su primera obra en Huelva ya como Konestilo?

–En 2007 fue cuando Konestilo comenzó a tomar nombre, cuando empecé a dedicarme a ello profesionalmente.

–¿Dónde la pintó?

–Seguramente en el callejón, detrás de El Funcadia, o en el interior de algún local comercial contratado por alguien que me vería pintar en la calle.

–¿Qué sintió al ver sus primeras obras?

–Me sentí supersatisfecho en ese momento. A mí me pasa que cuando veo una obra terminada me gusta pero a los dos días ya no me gusta y quiero hacer otra, la anterior ya es agua pasada. Hay gente que me dice que retoque alguna obra que se está deteriorando, pero eso ya ha pasado, es una obra completa y terminada, ya lo que le pase forma parte de la vida, de lo que vaya pasando, del tiempo, que es el que pone el fin a las obras.

–¿Qué le inspira?

–Me inspiran muchas cosas. Cuando voy a realizar un mural siempre intento que, aparte de crítica social, transmita algún tipo de sentimiento, no sólo con los colores sino con las formas, intento darle muchos sentidos a las obras, siempre se pueden ver desde muchos lados. Últimamente me siento muy identificado con los animales, utilizo animales para darle sentido a las obras, a los mensajes que quiero dar pero no siempre tiene que ser así.

He hecho un mural para Amnistía Internacional, en la fachada del Instituto Fuentepiña, para el Día contra la Violencia de Género, y creo que ese puede ser uno de los más significativos que haya hecho hasta la fecha por el significado, el tamaño y la entidad a la que se lo he cedido. Es el rostro de una mujer, en el que he jugado con los colores, la simbología y los sentimientos.

–¿Cómo es el proceso para realizar una obra?

–Tengo varios permisos de dueños de solares, que me permiten pintar en los muros, y con esas dimensiones le doy vueltas a la cabeza hasta que encuentro una idea con la que quiero trabajar. Plasmo una lluvia de ideas en un folio, empiezo a elegir imágenes para elaborar la obra y comienzo a esbozar ya sea a lápiz o en tableta, que es lo que estoy utilizando últimamente porque aparte de no usar papel es mucho más fácil dibujar y borrar, y te permite avanzar más rápido.

A partir de ahí, se lleva a la pared. Es coger un día, comprar los spray y que no tengas ningún tipo de problema. Hay veces que viene la policía y tengo que pedir permisos de algún tipo. Lo que tiene que hacer el Ayuntamiento es darnos facilidades porque estamos un poco a merced de lo que pueda pasar.Estamos embelleciendo la ciudad de alguna manera, espacios degradados, y todo lo que hacemos es sacándolo de nuestros bolsillos.

–¿Cuándo suele pintar?

–Intento siempre que sea de día. Intento empezar desde primera hora de la mañana hasta que oscurezca.

–¿De qué obra se siente más satisfecho?

–En la zona trasera de El Molino de la Vega tengo varios murales, de uno de ellos que hice por el tema del maltrato de los animales que están en los acuarios, que me tocó un poquito la fibra

–Su proceso creativo no se ha visto afectado por la pandemia, sigue con su creatividad

–Sí, totalmente, es más, durante el confinamiento del año pasado tuve mucho tiempo para proyectar obras para cuando saliéramos a la calle e hice una, en la plaza de la Soledad, que ha tenido mucha repercusión, en la que pinté una mascarilla con unos guantes con hilos como de títeres, que salió en la portada en Huelva Información y en muchos periódicos, además de en una revista sobre nuevos tipos de economía en Bélgica y en muchas revistas de grafitis internacionales. Ha tenido muchísima repercusión.

–En un principio su zona era La Merced, ¿cuándo comenzó a extenderse su obra por la ciudad?

–Cuando empecé en la zona de La Merced era por no tener que pisar sobre obras ya hechas. Intenté conseguir algún tipo de permiso para no tener ningún tipo de problemas con las autoridades y conseguí permisos de dueños de solares y fui extendiéndome poco a poco. Siempre intento mantenerme en el círculo centro-La Merced-El Molino, porque es donde vivo, me es mucho más fácil y la gente de mi entorno ve mis obras y me siento mucho más a gusto, aunque últimamente he estado viajando por fuera de Huelva y de España.

–¿Dónde tiene obras?

–Tengo obras en Grecia, Italia, Reino Unido, Francia y Portugal y estoy invitado a un festival en Mercedes (Uruguay). Con la pandemia no he podido viajar pero cuando esto pase iré a este evento internacional de arte urbano y estoy contento de que me hayan invitado y de que pueda ir en algún momento.

–¿Es reconocido el arte urbano en Huelva?

–Poco a poco se está reconociendo algo, pero da un poco de pena que la gente no lo valore más. En cualquier otro sitio te ven pintando en la calle y les dicen a los niños que eres un artista. Aquí los niños te ven y les dicen a sus madres que estás pintando en la pared y que eso está mal. Hay que concienciar un poco más, que el arte urbano no es grafiti, el grafiti puede ser arte urbano pero el arte urbano no es grafiti, porque el grafiti es algo ilegal y otro tipo de protesta. Cuando hacemos arte urbano lo que intentamos es sacar lo que otro haría en su estudio y llevaría a alguna galería, nosotros lo hacemos en la calle, por el gran formato y porque, al final, lo que buscas es darle sentido a un espacio degradado.

–¿En qué está trabajando actualmente?

–Estoy metido en unas cuantas cosas. Voy a trabajar con la Asociación de Autismo de Huelva Ánsares, le voy a regalar un mural, que voy a hacer en la fachada de sus instalaciones, estoy pendiente de terminar el diseño y de coger alguna fecha para poder hacerlo. También voy a realizar un mural a la Asociación Nuevos Ciudadanos por la Interculturalidad (Asnuci), en la fachada del albergue para temporeros.

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